María Hernández, vocera del Consejo Comunal, denunció que las familias deben hacer maromas para poder obtener el vital líquido, ya que éste no llega con regularidad a los hogares de la zona de Ocumare
Habitar en uno de los sectores más cercanos al casco central de Ocumare del Tuy no ha beneficiado a las familias que residen en las diferentes zonas de los conocidos “Terrenos de Chaparral”, ya que los lugareños padecen de múltiples necesidades.
Esta comunidad, que nació producto de una invasión hace más de 10 años, está poblada por más de 1.000 familias, que al principio de esta década levantó sus viviendas con láminas de zinc y madera. Con el paso del tiempo los inmuebles han sido sustituidos a través del programa rancho por casa que desarrolló en la zona el Gobierno Nacional, según explicó María Hernández, vocera del Consejo Comunal.
Para estos ocumareños uno de los principales problemas que padecen es la falta de agua potable por tubería que no llega a buena parte de las casas, lo que obliga a estas familias a hacer maromas para obtener el vital líquido.
“En muchas ocasiones los moradores deben trasnocharse hasta altas horas de la madrugada para poder llevar agua a sus casas; y en oportunidades deben extender largas mangueras o cargar tobos para poder hacer sus oficios”, aseveró.
Reveló que hace varios años fue instalada una manguera de agua de seis pulgadas para distribuir el preciado líquido en la zona pero ésta ha sido insuficiente y frecuentemente se parte lo que imposibilita que el agua llegue a las casas.
“Le hacemos un llamado a Hidrocapital para que recorra el sector y junto a los vecinos busquemos una solución definitiva a este grave problema que nos está afectando a todos”, dijo la mujer, quien además aseguró que los directivos de la empresa hidrológica están en cuenta de este caos pero se han negado a gestionar una solución definitiva.
Con bolsas en los zapatos
La consolidación total del sector “Chaparral” es la solución que están solicitando sus habitantes para no seguir sufriendo las calamidades de vivir en esta zona donde las calles son de tierra y de ahí que exigen un replanteo de las vías y el asfaltado de las mismas.
“Ya estamos cansados de tragar polvo en verano y chapatear pantano en invierno, lo que obliga a que las personas y niños salgan a sus centros de trabajo y estudios, respectivamente, con bolsas en los zapatos para evitar ensuciarse”, acotó.
MIP-TUY Agencia / Jean Carlos Rodríguez
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