Según narran, desde hace años, se han visto azotados por olas de robos, hurtos, violaciones y secuestros
Según prometió el Gobierno Nacional hoy se llevará a cabo la segunda fase del proceso de reubicación y desalojo de la Torre Confinanzas, mejor conocida como “Torre David”, Parroquia San Bernardino; un total de 87 familias deberían ser llevadas del edificio, a medio construir e invadido en el 2007, a su nueva ubicación, en Ciudad Zamora, Cúa, Estado Miranda.
Pero nadie contaba con que los propios vecinos y obreros del complejo urbanístico construido por la Misión Vivienda le cerrarían el paso al primer contingente de 77 familias reubicadas. Aunque los ministros de Hábitat y Viviendas, Ricardo Molina y para la Transformación de la Gran Caracas, Ernesto Villegas, llegaron a un acuerdo con los manifestantes para permitirle el paso a los hasta entonces habitantes del barrio vertical más grande de Latinoamérica.
Mientras tanto, residentes y comerciantes de La Candelaria no extrañaran mucho a sus vecinos, o al menos eso da a entender la sensación de alivio que expresan en el sector, donde se yergue el emblemático edificio, el tercero más alto de Venezuela.
“Siempre hemos sufrido de inseguridad por acá, pero desde que invadieron la Torre se ha puesto peor, esperamos que ahora empiece a bajar”, dijo una de la habitantes de la zona, que prefirió guardarse su identidad, “vimos en una angustia”.
Según narran los vecinos de la localidad, desde hace años, se han visto azotados por olas de recuerdos, robos, hurtos, violaciones y secuestros. “Antes, si pasaba algo, venía del barrio más arriba (Sarria), pero ahora es porque ocurre en la Torre”.
Zozobra
Según denuncian los vecinos de la localidad, cada fin de semana se escuchan tiroteos al interior de la Torre David. “Esto es de infarto cuando ocurrió lo del secuestro del diplomático de Costa Rica”.
Asimismo, narraron que los que mayores dificultades han pasado son las instituciones educativas, varias escuelas y una guardería, que funcionan en los alrededores.
“Han robado a los representantes que esperan a los muchachos para salir de la escuela”, dijo una de las representantes, que no quiso identificarse, “ha habido veces en que la Guardia está persiguiendo a unos choros que van en moto y pasan por aquí con los fusiles al aire. Cada que escuchamos un tiroteo metemos a los niños en la escuelas y nos escondemos”.
Situación similar se presenta cuando se realiza el cortejo fúnebre de alguien dentro de la Torre: grupos de motorizados toman las calles durante las caravanas, y en las noches se escucha como dentro del edificio lanzan tiros al aire para rendirle homenaje al difunto.
“En los tres años que llevo trabajando aquí, ha pasado ya tres veces”, dijo una de las trabajadoras de la localidad.
Dentro de la torre
“Es como todo, a donde quiera que vayas hay gente buena, como gente mala”, dijo Humberto Terán, trabajador de La Candelaria, “y en la Torre no es muy diferente”.
Agregó, que más que la seguridad, el principal problema que los aqueja desde la invasión de la Torre Confinanzas es el de los malos olores, “como la mayoría de las personas allá tiene que hacer sus necesidades en bolsa, a eso de las dos de la tarde no te puedes ni tomar un vaso de agua por lo fuerte del olor”.
Asimismo, desde que fue invadida la torre, en varias ocasiones se han presentado casos en que personas se han caído del edificio: como el de una mujer que se fue vivir a la Torre con su pareja y que cayó del piso 8, otro el de una niña que solo resulto con una fractura tras caer de la octava planta, así como un carro que se precipitó del estacionamiento.
“Estoy en total desacuerdo con las invasiones, ese lugar es un peligro, allí hay niños y ancianos”, dijo Terán. “No tengo idea cómo pueden hacer para subir 28 pisos si no hay ascensor, vivir allí es infraumano”.
“Y a pesar de todo, este ha sido el año más tranquilo desde que están viviendo en la Torre”, dijo una de las residentes de la localidad, quien agregó que dentro de el edificio se han venido organizando para asegurarse su seguridad particular y abastecerse de los servicios básicos, como agua, luz y aseo.
Refugiados
Ante el anuncio del próximo desalojo del refugio que funciona en las instalaciones del Sambil de La Candelaria, los vecinos del sector tomaron la noticia con beneplácito. “Esa pobre gente tuvieron que meterse ahí a causa de las lluvias, ya era hora que le dieran una solución a su problema”, dijo Giovanni Gómez, trabajador de la localidad.
Luís Guillermo Valera
@LuisGValera
Foto: Jaime Manrique