Lo que se decidirá ahora es si Obama, los demócratas en el Parlamento y las robustas mayorías republicanas serán capaces de superar la parálisis legislativa reinante en Washington en los últimos años
El presidente Barack Obama enfrenta la perspectiva de dos turbulentos años finales de su mandato después que los republicanos ganaron la mayoría en el Senado y ampliaron su mayoría en la Cámara de Representantes en unas elecciones de mitad de mandato que significaron un claro repudio de las políticas presidenciales.
Los resultados les dan impulso a los republicanos de cara a la presidenciales de 2016, que serán el eje de la política estadounidense durante los dos próximos años.
El presidente convocó a una conferencia de prensa en las próximas horas para expresar su opinión sobre la derrota de su partido. Es un fuerte retroceso para un presidente que emocionó al mundo con su elección en 2008 como el primer mandatario de raza negra y logró la reelección por cómoda mayoría en 2012. Aunque los demócratas perdieron la cámara baja en 2010, debido en parte a la reacción contra la ley de seguro de salud, ahora deberá entenderse también con un Senado dominado por la oposición.
Los resultados de estas elecciones alteran la dinámica en materia de reforma migratoria, presupuesto, designación de funcionarios —que necesitan contar con la aprobación del Senado_, comercio y mucho más. El receso legislativo finaliza la próxima semana, y Obama invitó a los líderes a una reunión el viernes.
Obama puede usar el veto presidencial si los republicanos aprueban leyes a las que él se opone, tales como la derogación de la ley del seguro de salud. Para superar el veto presidencial se requiere una mayoría de dos tercios en cada cámara, algo difícil de visualizar.
En los congresos estatales los republicanos se aprestaban a dejar su marca, al ganar las gobernaciones de estados habitualmente demócratas como Illinois, Maryland y Massachusetts. Sobre todo se ven alentados por victorias en estados arduamente disputados y que pueden decidir una campaña presidencial, como Florida y Ohio.
Antes de la elección, las encuestas daban a los republicanos las seis bancas nuevas que necesitaban para tener la mayoría en el Senado. Pero obtuvieron al menos siete, lo que les da un mínimo de 52 de las 100 bancas en la cámara alta.
Podría haber más avances republicanos. En Alaska, el republicano Dan Sullivan se imponía al senador demócrata Mark Begich, y en Louisiana habrá un desempate el 6 de diciembre. Para mayores males de los demócratas, en Virginia el contendiente republicano no ha reconocido su derrota y podría pedir un recuento, ya que el actual titular de la banca, Mark Warner, ganó por apenas un punto porcentual.
El eje de las campañas republicanas fue la presidencia de Obama, quien sin embargo no figuraba en las boletas. Aprovecharon la ola de desaliento con la lentitud de la recuperación económica y las malas noticias del exterior, con la epidemia incontrolable de ébola y el rápido ascenso de la milicia Estado Islámico en Irak y Siria.
«Un rumbo equivocado»
Casi dos tercios de los votantes entrevistados al salir de las casillas dijeron que el país seguía un rumbo equivocado.
«Esto refleja la falta de liderazgo del presidente, su falta de liderazgo en el exterior, su falta de liderazgo en el país», dijo el gobernador republicano de Nueva Jersey Chris Christie, quien hizo campaña por los candidatos republicanos en todo el país y aparece como aspirante a la candidatura republicana en las presidenciales de 2016.
AP