A esos hermanos nuestros que alguna vez apoyaron al proyecto oficialista, sólo le pedimos que cuando estén en la cola del mercado, del hospital o de la farmacia, recuerden que en el Banco Suizo HSBC fueron detectados 14 mil ochocientos millones de dólares en depósitos de jerarcas rojos-rojitos; que en el Banco Madrid descubrieron unos 4 mil 200 millones de dólares en cuentas de exaltos funcionarios del gobierno y boliburgueses arrimados, y que en el Banco de Andorra descubrieron unos 2 mil millones de dólares presuntamente provenientes de la corrupción en PDVSA. Sumen, hermanos: ¡Estamos hablando de 21 MIL MILLONES DE DÓLARES!
“Ajá! ¿Y que puedo hacer yo para cambiar esto, si estoy solo, aquí, con mi angustia y mi preocupación por lo que pasa en el país?”…. “Sí, claro, yo quisiera hacer algo, pero todo el mundo está como muy apático, nadie ayuda, todo el mundo se queja pero nadie hace nada”…. “De querer, ¡Claro que uno quiere hacer algo para cambiar todo esto!
Pero la verdad es que tampoco la cosa está tan fácil: entre trabajar para mantener la familia, y las horas que uno tiene que pasar en las colas para comprar las cosas, cuando vienes a ver no te queda tiempo para más nada”…
No esperes más al
“líder”… ¡búscalo
en el espejo!
Frases así seguramente usted las ha escuchado muchas, muchas veces. Probablemente, incluso las ha dicho en más de una ocasión. Frases que sirven para justificar la quietud, el inmovilismo, la desesperanza aprendida… Pero también hay situaciones ante las que usted y sus vecinos, sus amigos, su familia, cambian bruscamente su forma de hablar.
En efecto, cada vez que tiene que buscar un medicamento urgente y no lo consigue; cada vez que la inseguridad mata o agrede a alguien cercano; cada vez que la corrupción y el desorden convertidos en gobierno atentan contra usted o contra su familia en la calle, en el trabajo, en la escuela de sus hijos y hasta en su propia casa, cada vez que ocurre algo así (que es a cada rato) son otras las frases que vienen a su boca: “¡Pero bueno, ¿Y entonces? ¿Hasta cuando vamos a soportar esto?”…. “Nooo, que va, que va, esto no se aguanta, esto tiene que cambiar”…. “¿En qué han convertidos estos ca…rrizos al país? Qué rabia, qué indignación!”
Hasta ahora, muchísimos venezolanos, particularmente los que estamos contra el Gobierno pero que no militamos en ningún partido político, nos hemos encontrado en alguna de estas dos situaciones: O ensayando el discurso que justifica la inacción… o desesperados porque no hay una acción “más enérgica, más contundente” ante el actual estado de cosas. Todos hemos pasado por esto. Y el sabor que nos queda en la boca no es, en absoluto, agradable: En el primero de los casos, la sensación que se instala es de resignación; en el segundo, la emoción que domina es la impotencia. Ninguna de las dos sirve para avanzar, para dar solución a la situación-país que genera el malestar.
«Con el corrupto
y su saqueo, ni
de vaina me resteo»
Sí así de dura y compleja es la situación para los venezolanos independientes que nos oponemos al gobierno, mucho más grave es la que enfrentan los venezolanos independientes que alguna vez apoyaron al proyecto oficialista.
A esos hermanos nuestros sólo le pedimos que cuando estén en la cola del mercado, del hospital o de la farmacia, recuerden que en el Banco Suizo HSBC fueron detectados 14 mil ochocientos millones de dólares en depósitos de jerarcas rojos-rojitos; que en el Banco Madrid descubrieron unos 4 mil 200 millones de dólares en cuentas de ex altos funcionarios del gobierno y boliburgueses arrimados, y que en el Banco de Andorra descubrieron unos 2 mil millones de dólares presuntamente provenientes de la corrupción en PDVSA. Sumen, hermanos: ¡Estamos hablando de 21 MIL MILLONES DE DOLARES! Dólares que son suyos y de sus vecinos, dólares que no están en nuestras escuelas o en nuestros hospitales porque están en las cuentas de unos «rojo-corruptos».
Pero con toda la indignación que esta realidad puede producir, esto es apenas un pellizco. Fueron 12 largos años de bonanza petrolera, en los que Venezuela produjo 2 millones y medio de barriles de petróleo DIARIOS, con un precio promedio de 100 dólares cada barril. Multipliquen: estamos hablando de 250 millones de dólares DIARIOS. Ahora multipliquen esa barbaridad de dinero por los 365 días de un año: Eso da 91 mil 250 millones de dólares. Ahora multipliquen todo eso por los 12 años que duró la bonanza petrolera: ¡Eso da más de UN MILLÓN DE MILLONES DE DÓLARES! Miren esa barbaridad, ese saqueo, hermanos, saquen su cuenta, miren su vida y miren como viven los rojo-corruptos. Miren todo eso, piensen con cabeza propia, y decidan. Decidan en defensa propia, en defensa de sus hijos, de su barrio.
Sin partidos no hay
democracia… ¡sin
ciudadanos tampoco!
Frente a todo esto: ¿Qué tenemos que hacer, unos y otros, pueblo opositor independiente, pueblo chavista desencantado, venezolanos todos, demócratas todos? ¡Pues luchar por defender y mejorar nuestra condición de vida, estudio o trabajo, allí donde estamos, en nuestra realidad concreta, en el sitio donde vivimos, donde trabajamos o estudiamos, promoviendo al mismo tiempo la necesidad del cambio democrático en la comunidad, el municipio, la ciudad y el país! ¿Cómo tenemos que hacerlo? Instruyéndonos sobre nuestros derechos, porque nadie reivindica derechos que no sabe que tiene; organizándonos para defenderlos mejor, y movilizándonos para hacernos respetar como pueblo consciente, como ciudadanía activa. ¿Con quien? ¡Con todos los que compartimos esta pasión por Venezuela, todos juntos! ¿Y quién nos va a instruir, a organizar, a movilizar? ¿Los partidos políticos? En efecto, las organizaciones políticas son actores fundamentales. Sin partidos no hay democracia. PERO SIN CIUDADANOS TAMPOCO. De hecho, la misión de los partidos es expresar y representar a los ciudadanos, no “sustituirlos” o ignorarlos. De allí la importancia de lo que ocurrió el pasado domingo 15 de marzo en la Cota Mil, cuando centenares de caraqueños acudieron con sus propuestas de cambio y de cómo organizarnos para lograr ese cambio positivo. No fue una “marcha”, ni una “barricada”.
Fue un adelanto del país que queremos, un acto de convivencia. El #CARACASCONVIVE, primera actividad de calle convocada por el voluntariado independiente La Fuerza Es La Unión, mostró una verdad inmensa: Ese líder por el que has estado esperando, lo tienes en el espejo. Mientras el gobierno inventa una invasión gringa imaginaria para poder compactar lo que le queda de activismo, y mientras partidos de oposición viven un nuevo episodio de “planchitis” y “candidaturitis” como si estuviéramos en una democracia normal y no en una crisis espantosa, el venezolano de a pie, la señora que hace cola en el mercado, el joven patinetero, la muchacha del barrio, tomaron cartulina y marcador, colocaron en unas líneas su sueño de país y salieron a la calle a hacer su propuesta de cómo lograrlo.
Organización de base y activismo popular, en apoyo a la necesaria unidad política de la oposición, es la respuesta ciudadana a la crisis. Que cada quien haga su trabajo: ¡La Fuerza Es La Unión!
Radar de Los Barrios
Jesús “Chúo” Torrealba *
Twitter: @chuotorrealba