La comunicación es vital para la coexistencia entre comunidad y la interacción entre ellas mismas. El deporte no escapa de esa realidad comunicacional de allí dependerá el éxito o fracaso de una eventual competencia donde participe ese equipo. El deporte no sólo forma habilidades, sino personas. Como escenario en el cual intervienen personas, permite el establecimiento de relaciones sociales estructuradas. No hay que perder de vista que el grupo, unido a través de la práctica del deporte, existen ideologías diferentes y contradictorias. La interacción genera un verdadero mosaico en el cual las palabras, los gestos, los movimientos y actitudes, además de los símbolos empleados; constituyen su forma particular de comunicación.
El baloncesto, como deporte de equipo donde tienen lugar habilidades abiertas, presenta una serie de particularidades específicas diferentes a otros deportes que se deben tener en cuenta al analizar cómo obtener rendimiento y, por tanto, cómo formar y entrenar. De aquí se deriva la necesidad de plantear un entrenamiento por un lado conceptual y por otro perceptivo, que permita al jugador conocer cuáles son los aspectos relevantes del juego en los que tiene que focalizar su atención en cada momento, puesto que las limitaciones de su campo visual no le van a permitir acceder a toda la información disponible en el entorno de juego y, menos aún, poder dotar de significado a todas esas unidades o porciones informativas.
De igual manera, hay que entender la comunicación no sólo como el intercambio de noticias y mensajes sino también como el conjunto de intercambios de ideas, hechos y datos en lo individual y en lo colectivo. Por consiguiente, la comunicación no se reduce solamente a un proceso informativo. Las personas no sólo reciben y dan información, fundamentalmente construyen sentidos; es decir, interpretan esa información que circula por sus mundos y esta interpretación está ligada a sus experiencias, actuaciones, intereses, emociones y vivencias.
Los actos comunicativos en un deporte poseen, como en otros escenarios, se expresan mediante códigos que, en ocasiones sólo son comprensibles para los jugadores.
Para establecer una comunicación asertiva en la cancha, resulta indispensable conocer la forma de actuar de cada jugador, así como su estilo. El juego, además, enriquece la comunicación, pues muchas veces acontecen tertulias entre los jugadores; entre ellas: peleas, discusiones, insinuaciones, gestos; las cuales permiten socializar ideas y formas de pensar,
Cabe resaltar, que cada cancha en la que se desarrolla un juego, la comunicación adquiere independencia, aun cuando existen vocablos, frases y signos idénticos, especialmente en el intercambio de señas entre los jugadores, o entre estos y su entrenador; para no divulgar los significados.
En cada juego es posible apreciar características diferentes y diversos comportamientos, desde aquellas personas prudentes, amigables y serviciales hasta las orgullosas e intolerantes.
Tanto la comunicación verbal como la no verbal son igualmente importantes para sincronizar movimientos y conciliar jugadas. Los movimientos, gestos y expresiones corporales son muy usados para no revelar al equipo contrario los movimientos de desplazamiento, o los pases de balón.
Por: Marshall Ollarvides