Joven y atlético, Henrique Capriles Radonski recorre casa por casa toda Venezuela y huye de los largos discursos para mostrarse como un hombre de acción que apuesta a vencer por 10 puntos al popular mandatario Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de octubre.
En jeans y camisa deportiva, Capriles confesó en una entrevista a la AFP que no busca competir con el mandatario en el volumen de recursos o la longitud de sus alocuciones y centra su campaña en su mayor fortaleza: la energía de sus 39 años para llevar a cada votante su plan de soluciones a lo que, estima, son los tres principales problemas del país: violencia, desempleo y pobreza.
“Todo esto que estoy haciendo está enfocado en conocer directamente los problemas en las distintas zonas de Venezuela, en las comunidades, llegar directamente, el contacto cara a cara y tener un espacio para conversar”, dijo, en contraposición al “gobierno que está en la televisión”.
Desde que inscribió su candidatura casi a ritmo de trote en un acto masivo que recorrió 10 km en Caracas hace unos días, Capriles ha visitado diariamente una ciudad distinta. Y espera continuar ese “maratónico” ritmo cuando arranque formalmente la campaña electoral el 1 de julio, hasta haber dado al menos tres veces la vuelta al territorio venezolano.
“No compito con Chávez en discursos. No soy de largos discursos, soy una persona de acción, de hacer y resolver”, enfatizó.
El mandatario, de 57 años, que lo acusa de representar a la derecha y el imperialismo, y lo califica de “majunche” (mediocre) o “muchacho bobo”, descartó recientemente la posibilidad de debatir con su contrincante.
“Una persona que solamente lo que hace es amenazar, insultar y descalificar, cómo va a ir a un debate con unas reglas, y lo otro es el temor a debatir con el futuro”, criticó Capriles, partidario de acabar con la polarización de la sociedad y unir a todos los venezolanos.
Con una trepidante carrera que le hizo presidente de la Cámara de Diputados, alcalde y gobernador del rico y populoso Estado de Miranda (norte) -cargo que dejó hace unas semanas-, Capriles dice “tener la oportunidad histórica de darle un rumbo distinto a Venezuela”, aunque reconoce que la “lucha es titánica”.
“Por eso tengo dos adversarios: los que hoy están en el gobierno y los que saben que conmigo no vamos a regresar a lo de antes, a los vicios”, señaló en referencia a la corrupción generalizada que minó la imagen de los gobiernos anteriores y sentó las bases para el primer triunfo de Chávez en 1999.
Aunque para muchos Capriles es el intento más sólido de arrebatarle la presidencia a Chávez en sus 13 años en el poder, la mayoría de las encuestas le conceden al mandatario, que se recupera de un tratamiento contra el cáncer que padece desde 2011, una victoria por entre 7 y 30 puntos porcentuales en los comicios del 7 de octubre.
“No tengo ninguna duda que durante el desarrollo de la campaña electoral se va a abrir lo que hoy es una carrera pareja para que la opción que nosotros representamos, del futuro y del progreso, triunfe”, aseguró Capriles, confiado en que el grueso de los votantes indecisos -hasta 35%, según los sondeos- se incline a su favor.
“Creo que vamos a abrir una brecha, creo que podemos llegar a una diferencia a nuestro favor de 10 puntos”, precisó un Capriles optimista.
Para ello basa su propuesta en tres ejes: crear tres millones de empleos nuevos, reducir los índices de violencia en este país que tiene cifras récord de asesinatos en América del Sur e idear programas sociales sin exclusión política para combatir la pobreza, una materia pendiente para Chávez, afirmó.
“No es suficiente que usted hable y reconozca el problema. Tiene que convertir las palabras en hechos concretos, que es lo que el gobierno después de 14 años no puede mostrar”, aclaró.
“Ahí es donde está la clara diferencia: un modelo donde el Estado controla todo, y quienes creemos en un modelo donde podemos combinar el Estado con el esfuerzo privado y darle la oportunidad al que está en la pobreza de tener empleo y no depender del recurso del Estado”, dijo Capriles.
El líder opositor, que se considera de centro izquierda y ve una inspiración en el desarrollo de Brasil, buscará, de ganar las elecciones, fortalecer relaciones con democracias “fuertes y sólidas”, y revisar los convenios de ayuda económica con países como Cuba, el principal aliado de Chávez en el continente.
“Con Cuba no está planteado romper relaciones, no está planteado que Cuba deje de recibir petróleo de Venezuela, o los países del Caribe. Creo que nosotros tenemos una obligación frente a esos países”, pero “no está planteado regalar el dinero de los venezolanos”, aseguró.
Además plantea reconsiderar las alianzas “políticas” del actual gobierno con Irán o Belarús que tienen un “interés de confrontar”, y reconfigurar los vínculos con China con miras a exportar alimentos al gigante asiático.
“Un nuevo gobierno no pretende llegar a desconocer cosas, pero sí viene a poner orden en sus cuentas (…) Eso tiene que ser tratado con transparencia, públicamente”, afirmó.