El tono de la voz de Johan Santana reflejaba alivio. Poner fin a su temporada en agosto es quizás el camino más prudente para el futuro del as de los Mets de Nueva York.
«Todo tiene un límite. Y el físico empezó a quejarse», dijo el gerente Sandy Alderson.
«Sólo él sabe sobre el desgaste de estos dos años y medio. Todo lo que debió pasar para llegar a este punto finalmente le pasó factura», añadió el manager Terry Collins.
Hay una cronología de todo lo que el zurdo venezolano debió cumplir para poder lanzar esta temporada.
La operación a la que se sometió en septiembre de 2010 para reparar un desgarro de la cápsula anterior del hombro de lanzar, una cirugía de la cual son casi inexistentes los ejemplos de una recuperación plena.
Se perdió todo el 2011 por la rehabilitación postoperatoria.
A diferencia de otros pitchers, comenzó su preparación de pretemporada a mediados de diciembre, es decir con seis semanas de anticipación para poder conseguir la fuerza necesaria en el brazo para abrir desde el primer día.
Y lo logró, aunque su balance es decididamente mixto.
Los primeros dos meses fueron propios del Santana en plan estelar, el que ganó dos veces el premio Cy Young de la Liga Americana, al registrar una efectividad de 2.76 al terminar junio. El punto culminante fue el juego sin hits contra los Cardenales de San Luis el 1 de junio, el primero en la historia de la franquicia.
Pero lo que se produjo después de esa gesta, en la que fijó un récord personal con 134 lanzamientos, fue gris. Redondeó una efectividad de 15.63 en sus últimas cinco apariciones y se convirtió en el primer pitcher de los Mets en permitir al menos seis carreras en cinco aperturas consecutivas.
Acumuló 117 innings en 21 aperturas, aproximándose a las moderadas expectativas que el equipo cifró en sus servicios al inicio de la temporada, alcanzar las 125 entradas y poder con el rigor de lanzar cada cinco días.
«En términos generales estoy muy contento y positivo por todo», dijo Santana a The Associated Press. «No puedo dejar que los últimos juegos echen a perder todo el trabajo que he hecho desde el 2010 cuando me operaron y la rehabilitación el año pasado».
«Creo que en el ‘spring training’, todas las interrogantes que habían si iba a pitchear o no, se fueron respondiendo, juego a juego. Así se fue trabajando, de poco a poco», sostuvo. AP