El poder curativo que el tomate muestra, así como su acción preventiva sobre ciertos tipos de cáncer, especialmente el de próstata, hacen que esta hortaliza sea un autentico alimento-medicinal. El tomate fresco es rico en agua casi un 94 % de su peso. Contiene una pequeña cantidad de hidratos de carbono 3.55 %, proteínas 0.85 %, y en grasas 0.33 %. Los hidratos de carbono están formados principalmente por glucosa y fructosa. En conjunto estos nutrientes aportan 21 kcal/100 gr, una de las cifras más bajas de todos los alimentos vegetales.
En cuanto a vitaminas, las más abundantes es la vitamina C 19.1 mg/100 gr, cantidad inferior a la de la naranja 53 mg/100 gr pero suficiente como para hacer del tomate un buen antiescorbútico. Un tomate de 100 gr cubre la tercera parte de las necesidades diarias de esta vitamina para un adulto.
Como resultado de sui composición, el consumo del tomate esta especialmente recomendado en los siguientes casos:
Afecciones prostáticas, en la Universidad de Harvard han puesto de manifiesto que los varones que consumen habitualmente tomate, así como salsa o jugo de tomate, presentan un riesgo menor de padecer cáncer de próstata.
Depurativo, el tomate es un gran alcalinizador de la sangre con lo que neutraliza y facilita la eliminación de los residuos metabólicos que son de naturaleza acida.
Depresión inmunitaria (disminución de las defensas), por su riqueza en vitaminas y minerales sobre todo en carotenoides antioxidantes el tomate es un estimulante de las funciones inmunitarias. Aumentando las defensas del organismo.
Arteriosclerosis, por su acción antioxidante, el tomate evita la oxidación del colesterol transportado por las lipoproteínas de baja densidad. El tomate es muy útil como preventivo para los trastornos de circulación arterial, angina de pecho e infarto al miocardio.
Afecciones cancerosas, estudios en Italia muestran que el consumo de tomate previene ligeramente el cáncer de boca, esófago, estomago, colon y de recto.