Un día después de que los rebeldes acusaran a los soldados de Assad y a milicias sectarias de masacrar a cientos de personas en la ciudad de Daraya, cerca de Damasco, el posible derribo del helicóptero -el último de una serie de éxitos adjudicados por los rebeldes- impulsó su moral
BEIRUT. Los rebeldes sirios reivindicaron este lunes el derribo de un helicóptero en Damasco en venganza por la masacre en la vecina localidad de Daraya, condenada por la comunidad internacional.
Al día siguiente de que el presidente sirio Bashar al Asad prometiera derrotar a la rebelión «a cualquier precio», el mandatario francés François Hollande le avisó de que el uso de armas químicas «sería para la comunidad internacional una causa legítima de intervención directa», en sintonía con su homólogo norteamericano Barack Obama.
Hollande confirmó que Francia está trabajando con sus socios en la posible creación de zonas desmilitarizadas en Siria, una idea promovida por Turquía.
El mandatario francés animó de nuevo a la oposición siria a «constituir un gobierno provisional, inclusivo y representativo», que París reconocerá rápidamente, prometió.
Al hilo de esto, y mostrando más cautela, el Departamento de Estado norteamericano llamó a la oposición siria a organizarse y entenderse mejor antes de empezar a formar un gobierno provisional.
«Lo primero que tienen que hacer (los opositores) es acordar cómo debería ser una transición» política, dijo la portavoz Victoria Nuland.
Sobre el terreno, la televisión oficial siria anunció sin más precisiones que un helicóptero se había estrellado cerca de una mezquita del barrio de Qabun, en el este de Damasco.
Omar al Qabuni, portavoz de la Brigada de Badr, milicia opositora, afirmó que sus hombres habían derribado el helicóptero.
«Fue para vengar la matanza de Daraya», dijo Al Qabuni en una conversación vía internet, precisando que el piloto murió.
Mientras, este lunes se desarrollaban violentos combates en varios barrios del noreste de Damasco, en particular en Jobar, y en varios suburbios del este de la capital, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Un comandante insurgente que dice llamarse Selim declaró que «el ejército concentra sus operaciones al este de Damasco, mientras que el Ejército Sirio Libre (ESL, rebeldes) intenta llevar la batalla a la mismísima Damasco».
Después de haber lanzado una ofensiva de gran envergadura en el cinturón sudoeste de Damasco la semana pasada, sobre todo en Daraya, donde se hallaron 320 cadáveres, el ejército quiere controlar, según Selim, la Guta, la campiña que bordea Damasco por el este. En esta zona se encuentran los grupos insurgentes mejor organizados, de acuerdo con el comandante.
Según el OSDH también había intensos bombardeos en los barrios de Alepo donde se atrincheraron los rebeldes, enfrascados desde hace más de un mes en una batalla decisiva contra el ejército.
Al menos 64 personas han muerto de forma violenta este lunes, según un recuento de esta ONG siria opositora con sede en el Reino Unido.
Desde marzo del 2011, cuando comenzó la rebelión contra el régimen de Asad, murieron más de 25.000 personas víctimas de la represión y de los enfrentamientos entre fuerzas del régimen y rebeldes, según el OSDH, sin que ese balance pueda ser confirmado por fuentes independientes.
En Daraya, 7 km al sur de Damasco, fueron hallados 14 cadáveres más, indicó el OSDH.
El domingo, los rebeldes anunciaron que habían descubierto al menos 320 cuerpos, entre ellos los de 15 mujeres y 14 niños, víctimas de la ofensiva del ejército en los últimos días.
La oposición denunció una nueva «matanza abyecta del régimen» al difundir imágenes, que no han podido ser autentificadas, de decenas de cuerpos en una mezquita y en una trinchera transformada en fosa común.
Por su parte, el régimen sirio afirmó, a través de la agencia oficial SANA, que el ejército había «limpiado» Daraya terminando con los «terroristas mercenarios» que habían cometido «crímenes contra los habitantes».
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que estaba «horrorizado» y pidió una investigación independiente, según su portavoz.
Francia se dijo «profundamente chocada» por el hallazgo, y la Unión Europea condenó la masacre, cuyas circunstancias, dijo, «no están del todo claras».
Washington dijo que ve en ello «una nueva y espantosa prueba de la represión brutal de Asad», reiterando que el presidente debe marcharse.
El ministro de Estado sirio para los Temas de Reconciliación Nacional, Alí Haidar, replicó a esto afirmando que «la propuesta (de una partida de Asad) es completamente inaceptable en la medida en que fue expuesta por países extranjeros».
«Estados Unidos e Israel son los verdaderos artífices de esta propuesta (de renuncia de Asad) adelantada por Catar, Arabia Saudita y Turquía», dijo.
Y mientras continúa la afluencia de refugiados, Turquía suspendió las operaciones de acogida de estos, a la espera de instalar dos nuevos campamentos «en tres días», según un diplomático turco.
El número de refugiados en Turquía se duplicó en los últimos dos meses, llegando a 80.000. Ankara ha advertido que no podrá acoger a más de 100.000.
Por su lado, Jordania y UNICEF lanzaron un pedido de fondos de un total de casi 500 millones de dólares para costear las necesidades de decenas de miles de sirios refugiados en el reino.
Refugiados en Turquía
El ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu, pidió el lunes más ayuda a otros países ante el creciente aumento de refugiados sirios y dijo que Ankara presionaría por ello en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre Siria de finales de esta semana.
El número de refugiados en Turquía casi se ha duplicado en los últimos meses hasta más de 80.000 personas y este fin de semana Ankara empezó a retener temporalmente a miles de personas en la frontera mientras intentaban construir campamentos.
«Por un lado, por el bien de nuestra hermandad con los sirios queremos llevar a cabo nuestra labor humanitaria, pero hay una carga por los números. Esta carga debe ser compartida por la comunidad internacional», dijo Davutoglu.
En total, más de 200.000 sirios han huido a países vecinos desde el inicio del conflicto, la mayoría a Turquía. Responsables del país dijeron que varias naciones habían enviado ayuda humanitaria, pero no financiera, y que el esfuerzo global de ayuda había sido lento. Agencias