Ayer corrió como pólvora en el municipio Zamora la noticia acerca del fallecimiento de un gran valor cultural e histórico local
Desde hace pocos días, esperábamos el desenlace que tendría la crisis de salud que padecía Ernestina Ibarra “Ñeta”; las llamadas, mensajes, correos, reflejaban el cariño hacia una de las cultoras más importantes de Guatire.
A las seis de la mañana, suena el teléfono y al ver quien llamaba, ya sabía de que se trataba; era su nieta Mayra y atendí: “Alciro, murió mi abuela ahorita”, me dijo con evidente e inevitable llanto. Así comenzó el día martes 04 de septiembre, con una infausta noticia que entristece al movimiento cultural tradicional, en especial el sanjuanero.
Ñeta, como solía llamarle su madre, nació el 11 de marzo de 1930; desde los 10 años, ya bailaba y cantaba San Juan, manifestación que adoptó como parte de su vida, dándole una personalidad indescriptible, que le permitió ganarse el respeto, amistad y admiración de artistas nacionales e internacionales, así como de los habitantes de su pueblo.
En su terruño, mientras crecía, acumuló experiencias, logrando un relevante liderazgo, para crear más adelante su Parranda de San Juan de Guatire; con el apoyo y participación activa de amigas y amigos como Tomasa Ibarra (su madre), Paula Pérez, Lucio Aristigueta, Lourdes Hernández, Isabel Alzur, Francisco Mujica, María del Carmen, Liborio Urrutia, Julio Urrutia, Luisa Díaz, Pancho Regalado, Julian Blancoché, y las Familia Muñoz Casares y Blanco Avariano, entre otros; así inicia una etapa reconocida por la comunidad practicante de las festividades en honor San Juan Bautista.
Tranquila y tolerante
Ernestina Ibarra “Ñeta”, mujer de carácter tranquilo y suave; tolerante ante las adversidades pero sin faltarle el temple requerido como guía y formadora de distintas generaciones, deja un legado que disfrutaremos al lado de sus hijos, nietos y bisnietos; el espiritu, pasión y amor por San Juan, es lo más hermoso que enseñó; cada momento expresaba “mira mijo, mi San Juan es lo más importante, primero él…”. Así era Ñeta; sencilla, humilde, con una sonrisa permanente y con un corazón inmenso. Su arraigo y trayectoria produjeron su consagración como Patrimonio del Municipio Zamora y del Estado Miranda; formaba parte del Consejo de Honor de la Red de Patrimonios Culturales del Estado Miranda.
Un amigo, al enterarse de su partida, me escribió, “lloran los tambores, murió Ñeta”, y con ellos, lloramos todos sus amigos y admiradores. Dios, San Pedro, San Juan, Lucio, Mujica, el Padre Mariano y todos los sanjuaneros que partieron antes, te reciben con alegría porque en cualquier lugar donde se encuentran, están repicando los tambores de San Juan. Te queremos y recordaremos siempre Ñeta…
Miguel Alciro Berroterán