Carlos Enrique Aguilera Requena, de apenas 16 años de edad, fue asesinado de doce tiros en el estacionamiento del área deportiva, cuando sujetos llegaron disparando y lo hirieron de muerte
El jovencito, cuyo cadáver permaneció desde el sábado hasta ayer en la Morgue de Bello Monte, se ganaba la vida haciendo trabajos de mantenimiento y podando la maleza de la instalación deportiva
Un adolescente se sumo este fin de semana, a la cifra de personas que han perdido la vida en hechos de violencia en Caracas y que durante los primeros 5 días del mes de septiembre, se elevó a 85, según el registro de cadáveres ingresados a la morgue de Bello Monte.
Carlos Enrique Aguilera Requena, de 16 años de edad, fue asesinado en el estacionamiento del Polideportivo de Palo Verde, a las 12:40 del mediodía del sábado.
Ayer el cuerpo permanecía en la morgue de Caracas porque sus familiares no tenían recursos para cubrir los gastos del sepelio. Finalmente consiguieron el apoyo de la Alcaldía de Sucre y ayer, solo esperaban retirarlo para velarlo por unas dos horas y enterrarlo.
El asesinato Aguilera ocurrió en el mismo espacio, donde laboraba haciendo trabajos de mantenimiento y podando la maleza. El sábado dos hombres llegaron disparando y lo hirieron de muerte. Su madre dijo que el muchacho se ganaba la vida con lo que le pagaban el Polideportivo. Ayer casualmente, estaría cumpliendo 17 años de vida.
El adolescente vivía en la zona 5 del barrio José Félix Rivas, en Petare. Recibió doce disparos y fue una habitante de un refugio cercano, quien al reconocerlo cuando lo vio tirado, llamó a la madre de la víctima.
Carmen Requena, contó que su hijo fue asesinado cuando estaba de espaldas. Los homicidas bajaron por la escalera 15 de José Félix Rivas apuntando a todos los presentes, hasta que comenzaron a disparar hiriéndolo de muerte.
Cuando la mujer llegó al sitio lo encontró muerto. Dijo que su hijo no tenía problemas con nadie porque lo conocían desde niño, cuando a los 7 años comenzó a visitar el polideportivo para hacer prácticas de básquet.
Sano y neutral
Contó que aunque la zona era muy peligrosa, Carlos Enrique no tenía problemas. Podía llegar a su casa a las 9.00 de la noche sin temor. “Era un muchacho sano y neutral”, dijo.
A su juicio los asesinos de su hijo pueden esconderse, pero la justicia divina los espera. “Del que está allá arriba nadie se esconde. Yo no voy a tomar represalias porque además, tengo 7 hijos pequeños. Solo me queda resignarme y echar para adelante como me decía mi hijo. Hoy el esté cumpliendo17 años y lo estoy enterrando”, comentó.
AA