El candidato presidencial, Henrique Capriles, retomó con normalidad su campaña con una visita a la localidad de Cantaura, desde donde fustigó el programa del presidente Hugo Chávez, su rival el próximo 7 de octubre en las urnas.
Después de las denuncias sobre presuntos sobornos que salpicaron al diputado Juan Carlos Caldera, Capriles se arropó del respaldo de los habitantes de Cantaura, una localidad de unos 84.000 habitantes, del estado Anzoátegui.
Recorriendo esta vez las calles sobre una camioneta, Capriles encabezó una caravana que terminó en una concentración de cientos de sus seguidores. Cuestionó que el programa «de una persona que lleva 14 años en el poder» debería plantear que se van a construir escuelas, ampliar la red eléctrica, hacer autopistas o «utilizar el petróleo para diversificar» la economía.
«Fíjese cuál es el programa de Gobierno, porque tratan con la guerra sucia de tapar que yo siga recorriendo Venezuela planteando los problemas, planteando las soluciones y, además, desmontando las mentiras, la cháchara, la coba», afirmó el líder opositor, que sostenía un afiche con la imagen y algunas propuestas de Chávez.
Sin aludir directamente a lo ocurrido en el seno de su campaña, aseguró que mientras más los ataquen más crecen y más compromiso tienen con el pueblo.
«Me siento orgulloso de este proyecto que en la calle hay alegría, que hay esperanza, que hay visión de futuro, aquí no hay insulto», afirmó Capriles en su discurso, y criticó que «en los postes no hay luz, pero sí hay un afiche del candidato de Gobierno».
La visita a Cantaura, adonde llegó con varias horas de retraso, supuso el cierre de un «día convulso» para Capriles, pero también un reencuentro con seguidores que desde tempranas horas permanecían en las calles y a ritmo de música, agitando banderas o con gritos para llamar la atención del «flaquito» y expresarle su respaldo. EFE