En medio de los disturbios, milicianos islámicos que ondeaban banderas negras y gritaban «¡Dios es grande!» irrumpieron en una base de las fuerzas internacionales de paz en el Sinaí egipcio y se enfrentaron con las tropas
EL CAIRO. Una ola de protestas contra una película antiislámica se extendió el viernes por todo el mundo musulmán, con manifestantes que escalaron las paredes de las embajadas de Estados Unidos en Túnez y Sudán y otros que incendiaron parte de una sede diplomática alemana.
En medio de los disturbios, milicianos islámicos que ondeaban banderas negras y gritaban «¡Dios es grande!» irrumpieron en una base de las fuerzas internacionales de paz en el Sinaí egipcio y se enfrentaron con las tropas, hiriendo a cuatro soldados colombianos.
El nuevo presidente islamista de Egipto apareció en la televisión nacional y exhortó a los musulmanes a que no ataquen las embajadas. El mandatario Mohamed Morsi también lamentó los hechos de violencia esta semana en Libia en los que murieron cuatro estadounidenses, entre ellos el embajador de Estados Unidos.
Se trató del paso más directo que haya hecho Morsi en público para tratar de contener las protestas después de varios días de guardar silencio, en un aparente intento por reparar las relaciones tensas con Estados Unidos.
En toda la región, las fuerzas de seguridad luchaban por controlar a las muchedumbres. La Policía de El Cairo impidió que los manifestantes, que lanzaban piedras, se acercaran a la embajada de Estados Unidos, arrojándoles gas lacrimógeno y desplegando vehículos blindados en el cuarto día de enfrentamientos en la capital egipcia. Al menos tres manifestantes murieron en la región.
La jornada de protestas, que se extendió a cerca de 20 países, comenzó sobre todo en forma pacífica en naciones como Indonesia, Malasia, India, Afganistán y Pakistán.
Sin embargo, a medida que transcurrió el viernes las manifestaciones se tornaron más violentas, sobre todo en las naciones del Medio Oriente. En muchos lugares, sólo unos pocos cientos de inconformes salieron a las calles, en su mayoría islamistas ultraconservadores, pero su actitud era furiosa.
Las protestas ocurrieron después de las oraciones semanales musulmanes del viernes en varios países, donde muchos clérigos en las mezquitas exhortaron a sus fieles a defender su fe y denunciaron en sus sermones la cinta producida en Estados Unidos y que denigra al profeta Mahoma.
En Túnez, la policía obligó a los manifestantes a bajar del muro de la embajada de Estados Unidos. Dos inconformes murieron y 29 personas resultaron heridas, incluidos policías.
Varios cientos de manifestantes sudaneses allanaron la embajada en la capital sudanesa de Jartúm, donde quemaron un automóvil y botes de basura. Un jeque prominente que habló en la radio estatal instó a los manifestantes a marchar hacia la embajada de Alemania para protestar contra grafitos antimusulmanes que supuestamente fueron escritos en mezquitas de Berlín y después a la embajada de Estados Unidos en protesta por la película.
AP