El nuevo enviado internacional para orquestar el fin a la guerra civil en Siria dijo el sábado que aún no tiene una idea clara sobre cómo proceder, pero considera «terriblemente importante» zanjar un conflicto que ve como una amenaza a la paz regional y mundial.
Lakhdar Brahimi formuló sus comentarios tras su primer encuentro con el presidente sirio Bashar Assad desde que Brahimi asumió el puesto que él mismo llamó una tarea «casi imposible». El funcionario remplazó al ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, el cual renunció en agosto al no lograr poner fin al conflicto que comenzó en marzo del 2011 y que busca derrocar a Assad.
En una conferencia de prensa este sábado en Damasco, Brahimi dijo que la crisis siria es «muy peligrosa» y que han aumentado las diferencias entre los partidos políticos. «Repito que ahora carezco de un plan. Elaboraremos un plan de trabajo tras escuchar a todas las partes internas, regionales e internacionales, con la esperanza de que ese plan permita la salvación de Siria», indicó.
Por su parte, Assad reiteró que su país está decidido a «cooperar plenamente» con cualquier gestión para terminar la crisis siria siempre y cuando esas gestiones sean «neutrales e independientes», según la agencia noticiosa oficial SANA. Agregó que las gestiones deberían estar centradas en presionar a los países que financian y «entrenan a los terroristas y llevan de contrabando armas a Siria, para que suspendan esas actividades».
Las autoridades sirias atribuyen el alzamiento a una conspiración extranjera y acusan a Arabia Saudí y Qatar, a Turquía, a Estados Unidos y a otros países occidentales de ofrecer dinero y entrenamiento a los insurgentes, a los que describen como «terroristas». AP