El Teatro Nacional abre el telón para recibir en sus tablas a una de las piezas más importantes del teatro universal: El Pelícano, de August Strindberg, bajo la dirección de José Jesús González y la producción del Teatro del Encuentro y CT producciones quienes se sumergen en la historia para ofrecernos una nueva lectura en paralelo con la vida del autor.
En el marco de la conmemoración de los cien años de la muerte de Strindberg, “El Pelícano” una de sus piezas más relevantes, magistralmente escrita, revive para ofrecernos el falso ícono de “una madre consagrada a sus hijos”. El titulo mismo es un sarcasmo; se dice que alimenta a sus crías con la comida almacenada en su estómago, les proporciona de alimento la sangre de su pecho y se sacrifica por ellos.
“El Pelícano” es un ir hacia el comienzo, “Nosotros” los seres humanos somos frágiles, de allí la importancia de la figura materna ya que sin ella tenemos una muerte segura. Pero si esta figura existe y nos alimenta indebidamente, toma nuestra sangre, nuestros sueños, nuestros derechos, nuestros deseos, nuestra confianza, nuestra historia y además abusa de un poder que como hijos nos pertenece; el deterioro es irreparable.