El director general de Eumetsat, Alain Ratier, indicó que la tercera parte de la economía europea depende de la predicción meteorológica
Europa lanzó ayer su segundo satélite de órbita polar, el MetOp-B, a bordo de un cohete Soyuz desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) para mejorar las predicciones meteorológicas hasta cinco días, frente a los tres de Meteosat. La Agencia Espacial Europea (ESA) dijo desde su centro de control de operaciones en Darmstadt (oeste de Alemania) que el lanzamiento se produjo con éxito a las 16.28.39 GMT.
El MetOp-B es el segundo aparato de los tres que componen la nueva generación de satélites meteorológicos europeos, que dan vueltas a la Tierra desde una órbita polar a una distancia de 817 kilómetros.
La ESA ha lanzado el satélite por encargo de Eumetsat, Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos, que lo gestionará una vez que se encuentre en órbita y funcionen todos sus sistemas.
El director general de Eumetsat, Alain Ratier, indicó que la tercera parte de la economía europea depende de la predicción meteorológica, que es crucial para los sectores energético, agrícola y de transporte, por ejemplo.
El satélite se separó de la primera etapa del cohete lanzador 1 minuto y 58 segundos después del lanzamiento, explicó a Efe el subdirector de Operaciones de Vuelo de la ESA, Andreas Rudolf.
El primero de estos satélites, el MetOp-A, fue lanzado el 19 de octubre de 2006 y es operacional desde el 15 de mayo de 2007.
Estos satélites, diseñados y desarrollados por la empresa francesa Astrium, mejoran la observación de la Tierra, ya que vuelan 43 veces más cerca que los Meteosat y dan una vuelta al planeta en 101 minutos, en comparación con las 24 horas que necesitan sus antecesores.
Los Meteosat están en una órbita geoestacionaria, inmóviles a unos 36.000 kilómetros de altura sobre el punto de intersección del Ecuador y el meridiano de Greenwich.
a serie MetOp comprende tres satélites idénticos que asegurarán la observación de la Tierra hasta 2020.
Los MetOp, sistema que cuesta 3.100 millones de euros en total con su gestión, llevan a bordo una docena de instrumentos europeos y estadounidenses que permiten una observación detallada de la Tierra
Entre ellos se encuentran una sonda de infrarrojos (HIRS/4), una nueva sonda de microondas (MHS), un escáner y un dispersómetro de viento (ASCAT).
Agencias