Dejó de lado el uniforme militar y ya no entona tan frecuentemente rancheras ni canciones del llano, de donde es oriundo. Luce chaquetas azules y bufandas amarillas y en sus actos canta temas de rap y pop mientras simula tocar un bajo eléctrico.
Murales en las calles de la capital lo presentan como un rapero con tatuajes, un jugador de baloncesto o un mototaxista. Enfrentado con un rival 18 años más joven, soltero y con gran arrastre entre las mujeres, Hugo Chávez se ha esforzado por rejuvenecer su imagen y demostrar que ha superado totalmente el cáncer que lo aquejó mientras busca su tercera reelección en unos comicios presidenciales que se perfilan muy reñidos.
Chávez, de 58 años, tiene por primera vez un contrincante que según las encuestas le va a dar pelea en los comicios del 7 de octubre, Henrique Capriles. El líder opositor, de 40 años, no puede competir con el poderío comunicacional de Chávez y realiza una campaña de contacto directo con los electores que lo ha llevado a visitar más de 200 poblados del país en los últimos meses.
En su maratónico recorrido por el país Capriles ha desatado una avalancha de emociones, especialmente entre las mujeres, lo que ha generado una suerte de «mitología erótico política» en torno a su candidatura, según el encuestador y consultor político Alfredo Keller.
El porte atlético y dinámico del joven opositor contrasta con el de un Chávez de aspecto hinchado, que a pesar de mostrarse enérgico y vigoroso ha realizado pocos mítines callejeros y recorridos por el país, y ha centrado la campaña en actos en el palacio de gobierno o en sitios cerrados donde ha ofrecido discursos de varias horas para promover sus 13 años de gestión.
Chávez, mientras tanto, está librando una batalla contra un cáncer, del que no se han dado detalles. Tras anunciar en julio pasado que estaba «libre» del mal, Chávez se ha visto bastante enérgico y muy activo pero un poco hinchado.
«¡Los que quieran patria vengan conmigo!», dijo Chávez a sus partidarios, que desbordaron de emoción luego que el líder izquierdista cantó, acompañado de un grupo de jóvenes artistas, el pegajoso jingle de «Chávez, corazón del pueblo», mientras simulaba, cual si fuera un rockero, que tocaba un bajo eléctrico azul y daba pequeños saltos.
La imagen puede resultar vital en una contienda en la que el apuesto rival de Chávez desborda juventud precisamente y carisma. Fabiola Sánchez /AP