GUATEMALA. El profesor de primaria sale de la escuela y camina varias cuadras por un peligroso distrito que es una zona de tolerancia plagada de pandillas y vendedores de crack.
Al llegar a la casa de un amigo, la transformación comienza. Ingresa con pantalones vaqueros, camiseta y una gorra de béisbol que oculta el cabello largo. Luego de una profusa sesión de maquillaje de dos horas, surge Linda Elizabeth Tylor Martínez con minifalda y tacones altos.
Nacido hombre, Linda es una mujer transgénero que navega entre dos mundos: uno como varón, otro como mujer.
Tylor Martínez se considera afortunada de trabajar como profesor, pues muchas guatemaltecas transgénero tienen solamente la oportunidad de ganarse el sustento como prostitutas. Pero disfraza su identidad sexual para proteger ese cargo, y también trabaja de noche como prostituta en un bar cercano.
Explica que en un principio fue necesario que se prostituyera porque todavía estaba consiguiendo su licencia de profesor, y ahora sigue siéndolo porque es el único lugar en que el que realmente puede desenvolverse como una mujer. Espera que sus alumnos nunca se enteren de que trabaja como prostituta.
Por el temor a repercusiones adversas, no permitió que The Associated Press mencionara su nombre como profesor ni que entrevistara a otras personas en la escuela donde labora.
Según activistas, las personas transgénero se encuentran especialmente bajo riesgo en Guatemala, donde dos mujeres transgénero fueron asesinadas en julio.
El Departamento de Estado de Estados Unidos mencionó esa violencia en su informe de 2011, en el cual dijo que la policía guatemalteca no había investigado dos muertes anteriores de personas transgénero en el país.
AP