Cada vez más adolescentes y jóvenes están enganchándose a los teléfonos inteligentes que les permiten «tuitear», «wasapear» y prestar atención a los amigos, en detrimento de las relaciones con los padres y los estudios
La gran mayoría lo tienen siempre encendido, cuatro de cada diez lo usa nada más despertarse, y dos tercios se trastean con el teléfono mientras socializan con otras personas
Carmen S., una mujer de mediana edad, le recrimina a su hijo Luis, un adolescente prototípico de la era digital: “Te pasas más tiempo jugando con el ‘aparatito’ y metido en la redes sociales, que compartiendo tu vida con las personas de carne y hueso, y atendiendo los asuntos del mundo real. No te comprendo”.
Luis, sin levantar la vista de la pantalla de su teléfono inteligente ni los dedos del teclado táctil, le responde a su madre con un encogimiento de hombros, que parece darle la razón y sigue adelante como si nada, enganchado al “dichoso móvil”.
Esta escena y otras similares, frecuentes en muchos hogares y familias, han despertado la preocupación entre los padres y educadores.
Según el “Estudio sobre hábitos seguros en el uso de ‘smartphones por los niños y adolescentes”, efectuado en España en 2011 por el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación, INTECO, (www.inteco.es.) y la compañía telefónica Orange, «dos de cada tres adolescentes tiene teléfono móvil, en la mayoría de los casos un terminal de altas prestaciones».
De acuerdo a este trabajo, a nivel europeo, el 31 por ciento de los teléfonos móviles de usuarios de más de 13 años son inteligentes, mientras que los menores de edad que actualmente disponen de «smartphone» han accedido a su primer teléfono móvil a los 11 años, y a su teléfono inteligente a los 13.
Los menores los utilizan principalmente para realizar llamadas de voz, enviar «sms», hacer llamadas perdidas, hacer fotografías o escuchar música.
Los servicios avanzados utilizados de manera más intensiva son: el acceso a redes sociales, juegos y mensajería instantánea, según este trabajo.
Según INTECO, el atractivo de las redes sociales y su penetración entre los menores se hace patente al convertirse en las aplicaciones más utilizadas por los menores de 15 a 16 años. Las segundas más utilizadas a estas edades son las de comunicación y mensajería (Messenger, Whatsapp, Skype).
Aunque los chicos aprovechan los momentos de mayor tiempo libre para disfrutar del teléfono inteligente (fines de semana y vacaciones), el 28,3 por ciento de ellos lo utiliza mayoritariamente entre semana, según el estudio.
Riesgo de tecnoadicción
Según un estudio dirigido por el presidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), el doctor Salvador Ros, cerca del 8,1 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 34 años tiene riesgo de convertirse en adictos a las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC).
Para ASEPP, si el menor tiene un bajo rendimiento o fracaso escolar, irritabilidad, pérdida de interés por actividades que realizaba previamente, trastornos del sueño o distanciamiento de la familia o amigos, puede ser un caso de adicción a las TIC.
«Niños o adolescentes que dejan de comer con la familia o que se pasan todo el tiempo jugando deben alertarnos y hacernos pensar en la posibilidad de una adicción. Este tipo de trastorno no produce un deterioro físico, lo que hace que solo se acuda al médico cuando los jóvenes han desarrollado conductas muy perturbadas”, señala el psiquiatra Alfonso Sanz Cid.
La psiquiatra Laura Fernando destaca la importancia de una detección y tratamiento precoz de esta dependencia porque se «corre el riesgo de que jóvenes que no han sabido madurar y adaptarse a las situaciones que se han ido produciendo en su vida debido a su aislamiento, tampoco lo hagan cuando lleguen a la edad adulta y no sean capaces de asumir responsabilidades».
«Las autoridades deberían incluir recomendaciones sobre el uso saludable de esta tecnología, como hacer descansos, tomarse tiempo para recuperarse después de un uso intensivo de estos dispositivos y poner límites en nuestra disponibilidad ante los demás usuarios de móvil», señala la investigadora Sara Thomée, coautora de cuatro estudios sobre cómo el uso de ordenadores y teléfonos móviles afecta a la salud mental de los jóvenes.
Tras entrevistar a más de 4.100 jóvenes de ambos sexos entre 20 y 24 años, 32 de ellos enganchados a las tecnologías de la información, esta experta de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, ha concluido que abusar del móvil y no desengancharse de este aparato puede ocasionar en los jóvenes un mayor riesgo de padecer problemas del sueño, estrés y síntomas de depresión.
Consejos a
los padres
INTECO ofrece a los padres algunos consejos para el uso seguro y responsable de estos dispositivos. Si su hijo utiliza un teléfono inteligente…
1.- Pídale que le comente si va a descargar algo, para evitar posibles servicios falsos, virus o engaños.
2.- Sugiérale que reflexione antes de publicar información o imágenes, ya que una vez publicadas pierde el control sobre ellas.
3.- Supervise la compra del dispositivo y conozca sus funciones y las aplicaciones que se instalan en él.
4.- Establezca unas normas de uso: cuánto tiempo y dónde usarlo, gasto mensual y servicios.
5.- Explique por qué es importante la privacidad, los riesgos relacionados con compartir información, y por qué hay que ser responsable de todo lo que se envía.
6.- Indíquele que sólo deben dar el número de móvil a conocidos, e incluir en las redes sociales a gente cercana.
7.- Revise las descargas que realizan, evitando un uso excesivo o posibles fraudes.
8.- Si desea utilizar un servicio de protección parental póngase en contacto con su servidor.
9.- Recuerde que pueden ayudarle los organismos públicos, las entidades de protección de la infancia y los cuerpos policiales