Por primera vez los venezolanos contarán con un Presidente de la República que sea capaz de ponerse en los zapatos de funcionarios regionales y locales, ya que él los calzó alguna vez en su vida
En el marco de la sobresaliente campaña electoral que está desarrollando el candidato de la Alternativa Democrática, Henrique Capriles Radonski, efectuamos esta semana un importante acto en el Parque Miranda de Caracas, para la cual fue convocado el liderazgo regional y local del país.
Este encuentro dejó claro ante las cámaras del país y del mundo, cuál es la concepción de la Venezuela del Progreso. Capriles no se vende como un hombre providencial o predestinado, sino como un gerente joven y con preparación. Un funcionario que entiende que la tarea de reconstruir al país es una asignación colectiva, y que debe fluir con las fuerzas de los tiempos, lejos de pretender hacer su voluntad.
Lo primero que hay que acotar para presagiar el éxito de esta iniciativa es que Capriles fue alcalde –el único reelegido en Baruta- y gobernador. El haber pasado por ambos cargos de elección popular le brindó una concepción de los amplios y diversos problemas de las comunidades y sus posibles respuestas.
Por primera vez los venezolanos contarán con un Presidente de la República que sea capaz de ponerse en los zapatos de funcionarios regionales y locales, ya que él los calzó alguna vez en su vida. Suficiente testimonio hay en los medios de comunicación sobre su involucramiento con las comunidades, su fluida comunicación con los vecinos y su efectiva obra de gobierno. Se trata de una experiencia invaluable para interactuar con alcaldes y gobernadores, una relación que se ha fracturado durante la actual administración por culpa del empeño de imponer el centralismo.
Por otro lado, el próximo presidente tiene claridad en el hecho de que los líderes surgen de sus respectivas comunidades y van creciendo por su trabajo. Las posiciones se ganan con efectividad y tesón. Se acabó el dedo.
Los representantes regionales y locales que acudimos al encuentro, representamos los más diversos matices políticos, todos cobijados en la mesa de la Unidad Democrática. Todos surgidos por la labor constante, legitimados por vecinos y ciudadanos. Unos en ejercicio de funciones por el voto popular; otros, candidatos a ejercer posiciones en nombre de la democracia.
Capriles respeta la legitimidad de estos liderazgos y coordina esfuerzos para convivir con ellos, para trabajar conjuntamente en una sola dirección: el bienestar de todos los venezolanos. Y este trabajo ya es efectivo; pues dichos representantes legítimos y ajenos a la dedocracia, son los coordinadores de los Comandos Venezuela de sus respectivas localidades.
Bajo el liderazgo del nuevo Presidente, quedarán atrás los patéticos episodios de gobernadores y alcaldes enfrentados con el Ejecutivo central, o de mandatarios que no pueden entrar a Miraflores. Se acabará el absurdo e ilegal embargo de los recursos que legítimamente pertenecen a las regiones, con lo cual no se perjudica a un individuo sino a la colectividad. Así lo expresó el candidato: “Tengan la plena seguridad, que lo que le corresponda a cada municipio es sagrado”. Muy distinto a lo que hemos padecido en los últimos años. Y agregó: “ningún presidente tiene derecho quitarle a cada municipio o estado lo que es suyo, porque no es del alcalde, es del pueblo”.
Nos preparamos pues para una nueva etapa, inédita en Venezuela: la de la verdadera descentralización, la del respeto a los líderes que emergen de sus comunidades, la de convocar a todos los colores políticos con la única condición de la eficiencia y la buena voluntad.
EL VERDADERO
PAQUETAZO
La opinión pública no se tomó muy en serio que digamos el documento forjado en el cual se acusaba a la Mesa de la Unidad Democrática de oscuras intenciones para aplicar un programa secreto de corte neoliberal tras la victoria de Henrique Capriles en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, el episodio abrió una discusión que una vez más salpicó al gobierno saliente.
Sus desatinadas políticas económicas han ocasionado que los precios hayan aumentado en 1.370 % en los últimos 14 años; hemos tenido cuatro devaluaciones oficiales más la permanente y solapada; pasamos de importar el 27,5% del Producto Interno Bruto en 1998 al 50% para el segundo trimestre de 2012. ¿Paquetazo? Aquí lo tenemos ya desde hace rato.
LA VISITA
A SANTOS
La visita de nuestro candidato presidencial al mandatario colombiano Juan Manuel Santos, deja en claro cómo el espíritu de la institucionalidad debe primar en las relaciones internacionales, especialmente entre dos países que comparten una frontera tan caliente y que tienen numerosos nexos de todo tipo.
Los vergonzosos desencuentros del pasado con Colombia solamente nos dañaron a los ciudadanos venezolanos y colombianos. No deben volver a suceder. El curso del trabajo diplomático debe ser procurar el bienestar de los pueblos y no perseguir quimeras caducas que a nadie benefician. En este campo también hay un camino.
OPORTUNIDADES
En foro celebrado recientemente, la Asociación Venezolana de Ejecutivos dio a conocer las oportunidades que tiene Venezuela de exportar alimentos hacia Brasil. Se trata de toda una noticia, ya que en la última década lo que hemos hecho es importar desde esa nación vecina.
El experto agrícola Samuel Ribeiro, dijo también que tenemos grandes oportunidades hacia Europa y que es requisito indispensable para reactivar nuestra agricultura el respeto a la propiedad privada de la tierra. Por lo tanto, podemos concluir que las intenciones del gobierno entrante van por el camino correcto.
EN CONTACTO
David Uzcátegui
druzcategui@cantv.net
Twitter: @DavidUzcategui