“No existe tiranía peor, que la ejercida a la sombra de las leyes con apariencias de justicia.” Montesquieu
Ningún venezolano, de cualquiera clase social y menos altos funcionarios de la administración publica pueden amenazar en incendiar al país en una guerra civil porque ello, es de lesa humanidad. .Justificar el 4 de febrero de 1992 de haber atajado la lucha armada entre hermanos y por ello, el presente “status” jurídico-político debe continuar. Es insólito, pero si eso fuese cierto y real, la Nación deberá imponerle al Presidente Chávez la mas alta condecoración de la paz. . La guerra civil, no es propiamente como se expresa, de ser “civil”, porque para la confrontación armada, por lo menos es necesaria la existencia de dos bandos y esos bandos deben estar armados, por supuesto, no importa quien haga el primer disparo, si es un grupo de civiles en consignas contra un poder legitimo o dictatorial apoyado por militares o por las fuerzas armadas dividida utilizando a civiles a quienes les proporcione armas, bañando en sangre la Nación en una guerra fraticida.
La guerra civil de la Federación liderizada por Falcón y Zamora fueron cinco años de destrucción del país con la consigna “oligarcas, temblad” y Ezequiel Zamora, hoy idolatrado, quien habiendo triunfado en la batalla de Santa Ana, en esa cruenta e inútil guerra civil, murió asesinado por sus mismo camaradas en la batalla de San Carlos.
El federalismo ha sido también asesinado, imponiéndose el centralismo, la oligarquía y la alta burguesía revolucionaria bolivariana y por supuesto, acabando con la federación y la descentralización.
Bolívar fue enemigo de la Federación culpando la Constitución Federalista de 1811 de haberse perdido la primera Republica, esa fue su emblemática justificación en el Manifiesto de Cartagena.
Una “guerra civil” dicho como sea, de amenaza o justificación, equivale pensar hoy, que las Fuerzas Armadas Nacionales estarían divididas y esto es gravísimo para el país.
El gobierno esta obligado en mantener la paz publica y el Jefe del Estado y de Gobierno y además, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, debe velar por la institucionalidad evitando y precaviendo cualquier confrontación bélica en cumplimiento de lo ordenado en el articulo 328 de la Constitución, porque las armas de la Republica no deben ser utilizadas para una masacre fraticida de intereses político-partidista en guerra civil.
Cesáreo José Espinal Vásquez
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