A sus 48 años José Antonio Villarroel nos comentó como ha cambiado su vida desde que la rindió a los pies de Cristo. Luego de haber pasado por el crudo mundo de las drogas y de haber perdido lo más importante “que es mi familia”, según nos lo dio a conocer, hoy es un hombre trabajador, consiente y responsable. José ya tiene un año y medio en la Fundación Casa de Paso Oasis tiempo durante el cual se ha alejado de las drogas, “la Gloria y la honra sean de Dios” nos dijo, porque sin este ingrediente tan importante quizás José no hubiese podido cruzar el valle oscuro por el que le tocó pasar.
Hoy este hombre nos confianza que “lo mejor que pudo haber pasado fue haber conocido, primeramente, a Dios, a mi pastor Freddy Romero y al Gobernador Carneiro hombres que sin duda han sido un instrumento usado por Dios porque en cada una de sus palabra y acciones nos demuestran lo importante que es para ellos, los más desprotegidos”. Villarroel trabaja en las cuadrillas y mantiene excelente comunicación con su familia, se mantiene en paz consigo mismo y alejado del vicio inmundo de las drogas.