Tras rendir un informe al Consejo de Seguridad -por primera vez desde que reemplazó a Kofi Annan el 1 de septiembre como enviado especial de la ONU y la Liga Arabe para Siria- Lakhdar Brahimi dijo a la prensa que comenzó a examinar con los miembros «el camino hacia adelante»
NACIONES UNIDAS. Mientras los jefes de Estado se aprestan a tomar turnos para hablar ante la Asamblea General de Naciones Unidas, Siria pasó al centro de la atención mundial el lunes, luego que el enviado internacional Lakhdar Brahimi advirtió que el conflicto en ese país se agrava y que amenaza con desbordarse a todo el Medio Oriente.
Brahimi, sin embargo, también dejó abierta la perspectiva de esperanzas, al afirmar que cree posible un avance a pesar del estancamiento en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Tras rendir un informe al Consejo —por primera vez desde que reemplazó a Kofi Annan el 1 de septiembre como enviado especial de la ONU y la Liga Arabe para Siria— Brahimi dijo a la prensa que comenzó a examinar con los miembros «el camino hacia adelante».
Subrayó que la situación en Siria está estancada y que es «extremadamente difícil», sin perspectivas de progreso «ni hoy ni mañana».
Al mismo tiempo, Brahimi informó que también manifestó al Consejo que «paradójicamente, ahora que he indagado un poco más sobre lo que ocurre en el país y la región, creo que encontraremos una apertura en un futuro no muy distante».
«Me rehúso a creer que la gente razonable no vea que es imposible un regreso, un regreso a la Siria del pasado», apuntó.
Brahimi informó que carecía de «un plan completo» pero informó que tenía algunas ideas que a su parecer se ampliarán con otra visita a la región.
El Consejo de Seguridad, la única instancia de Naciones Unidas que puede imponer sanciones globales y autorizar una acción militar, está profundamente dividida en torno a la crisis en Siria.
Rusia, el principal protector de Siria, así como China han vetado tres resoluciones auspiciadas por Occidente dirigidas a apremiar a Assad a que ponga fin a la violencia y emprenda conversaciones con sus opositores hacia una transición de poder.
Según un diplomático que asistió al informe privado al Consejo y que solicitó el anonimato porque no estaba autorizado a difundir detalles, Brahimi dijo que cree que el objetivo de Assad es regresar al país a «la antigua Siria» en la que él y su padre gobernaron como dictadores durante cuatro décadas.
A la vista no
hay una solución
El mediador internacional Lajdar Brahimi subrayó el lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU que no hay ninguna solución a la vista para la crisis en Siria, en donde la aviación y la artillería del régimen bombardearon las posiciones rebeldes matando al menos a siete niños.
Brahimi, enviado de la ONU y de la Liga Árabe, subrayó delante de los embajadores de los 15 países miembro del Consejo de Seguridad que la situación en Siria es «extremadamente mala y empeora», dando cuenta en particular de una crisis alimentaria creciente.
«No hay expectativas de avanzar hoy o mañana» para solucionar el conflicto, dijo, expresando no obstante la esperanza de «hallar una apertura en un futuro no muy lejano».
Dando cuenta a los embajadores del Consejo de Seguridad tras su primera visita a Damasco a mediados de septiembre, Brahimi indicó que las autoridades sirias estimaban en 5.000 la cantidad de extranjeros que combaten contra el régimen y que describía cada vez más la guerra civil como «una conspiración del exterior».
El ex ministro argelino de Relaciones Exteriores, que asumió la misión el 1 de septiembre, reiteró que no tenía otra hoja de ruta que el plan de paz de seis puntos de su antecesor Kofi Annan para poner fin a los 18 meses de conflicto, según un diplomático. Este plan prevé el cese de la violencia.
El conflicto sirio, comenzado en marzo de 2011, estará en el corazón de una serie de reuniones al margen de la Asamblea General de la ONU que comienza el martes en Nueva York.
No se espera sin embargo ninguna decisión mayor al respecto debido a que la comunidad internacional está profundamente dividida a pesar de la escalada de la violencia.
El lunes, al menos 7 niños murieron por ataques aéreos y los disparos de artillería de las tropas regulares sirias. En total 76 personas, de las cuales 44 civiles, murieron en el país, según un balance provisorio del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La aviación del régimen de Bashar al Asad bombardeó el centro de Alepo, la gran metrópoli del norte, matando al menos a cinco personas, incluidos tres niños de una misma familia, y dañando edificios, según el OSDH.
Alepo, la segunda ciudad de Siria, es desde hace más de dos meses escenario de una batalla encarnizada entre soldados y rebeldes, en la que las tropas del régimen de Bashar al Asad disponen de la ventaja de la fuerza aérea frente a unos insurgentes mal equipados.
Un vídeo colgado en Youtube muestra las ruinas de un edificio completamente aplastado en el que los militantes afirman que vivían «familias enteras».
La AFP no está en medida de verificar estos hechos y este vídeo de forma independiente debido a las fuertes restricciones al desplazamientos de los medios de comunicación extranjeros impuestos por las autoridades.
Delante de un hospital del este de la ciudad, blanco de varios ataques aéreos los últimos días, al menos tres cuerpos yacían en la acera cubiertos con mortajas, mientras que varios combatientes recibían atención, constató una periodista de la AFP.
«Bombardean los edificios de enfrente para liberar la visión y poder dar al hospital la próxima vez», explicó a la AFP un enfermero del hospital.
Según un corresponsal de la AFP los combates llegaron a la principal plaza de la ciudad, la de Saadalah al Jabri.
El OSDH, que denuncia 29.000 muertos desde que comenzaron a mediados de marzo de 2011 las protestas contra Bashar al Asad, estima que entre ellos más de 2.000 son niños.
La ONU evocó por su parte «casos de niños a quienes se les rechaza el ingreso a los hospitales, niños y niñas muertos en los bombardeos de sus barrios y sometidos a torturas, incluida la violencia sexual».
Los combates y los bombardeos también sacudieron en Damasco los barrios de Deir Ezzor (este), Homs, Hama (centro) o Deraa (sur), precisó el OSDH.
Ya hay zonas liberadas
Regiones enteras del norte de Siria, cerca de la frontera turca, ya no están bajo el control del régimen de Damasco, algunos lugares desde hace meses, constataron periodistas de la AFP.
Los rebeldes intentan conectar entre ellas las regiones que controlan para crear lo que podría convertirse en una «zona liberada» pegada a Turquía, país que los apoya.
El sábado los rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL) trasladaron su mando central de Turquía hacia una región de Siria.
En Damasco unos veinte partidos de la oposición tolerada por el régimen y cercana a Rusia llamaron nuevamente a los protagonistas a cesar los combates y a participar en una conferencia internacional para instaurar un régimen «democrático» y «pluralista».
AP / AFP