Real Madrid recordó la llegada de Di Stéfano: una historia que pasó por Caracas y transformó el fútbol español
Antes de producirse, fue motivo de un largo debate, de muchas consideraciones, en las cuales participó hasta la Federación Internacional. Y después no ha dejado de hablarse, pues marcó un hito en el fútbol español y europeo. Tanto que la directiva del Real Madrid lo toma como motivo central para la celebración de su aniversario, en este caso la XXXIV Copa «Santiago Bernabéu».
El partido en el cual los merengues recibían ayer en su catedral al Millonarios de Bogotá, fue en homenaje a Alfredo Di Stéfano, de cuya llegada a la casa blanca están cumpliéndose 59 años. Una historia de notable significación, que tuvo su capítulo en Caracas y había nacido apenas cuatro meses antes en tierra europea.
Los dirigentes del fútbol colombiano habían irrumpido, cuatro años atrás, contra las normas de la FIFA. Con mucho dinero en juego, aquello que denominaron «El Dorado» les costó la defenestración por parte de la FIFA, pero llevaron a su país muchos de los grandes jugadores suramericanos del momento, donde primaban argentinos, uruguayos y algunos peruanos. Era la fórmula para inyectarle calidad a su campeonato, para sembrar un estilo que los ha llevado a alcanzar altas cotas universales y aún les distingue.
«La Saeta Rubia», por supuesto, formó parte (desde 1949) de aquel éxodo masivo. Brillaba en River Plate cuando fue llamado por Millonarios, que ya tenía al Maestro Adolfo Pedernera y a otras grandes figuras del momento. Fue tal la calidad de aquel elenco, tal la belleza de su fútbol, que le llamaron «el ballet azul». Por todo el mundo se habló del «carrousel», por la forma como se alineaban en la cancha para tocar, para divertirse y ganar.
Por eso el Millos fue invitado, en 1952, a participar en un torneo con los suecos del Norkoping y el Real Madrid, para celebrar las Bodas de Oro del conjunto español. Y los colombianos se llevaron la Copa, 2-2 con los escandinavos y 4-2 con los anfitriones, la mitad de los goles marcados por Di Stéfano.
Si allí pusieron los ojos en el centro-delantero argentino, cuatro meses después, en Caracas, sus gestiones avanzarían. Aquí se jugó el primero de los torneos que llamaron «Pequeña Copa del Mundo» (Real Madrid, Millonarios, Botafogo y un combinado local sus protagonistas originales), con «La Saeta» vistiendo de azul. Los españoles se desquitaron llevándose el trofeo, que todavía se exhibe en las vitrinas del «Bernabéu».
Pronto se calentarían las gestiones, que generaron aguda controversia entre Barcelona y Real Madrid. Aquel adelantó unos millones a River Plate, de donde procedía el jugador, pero los merengues, por intermedio del propio Santiago Bernabéu, negociaron directamente con Alfonso Sénior, entonces presidente del Millonarios. La FIFA, en principio, determinó que el futbolista era del equipo colombiano, pero luego pronunció una salida de «dos temporadas para cada equipo» hispano. Sin embargo, ya debutado Di Stéfano con el Madrid (ante el Nancy francés) y cumplidos unos cuantos juegos de la liga, antes del clásico los catalanes renunciaron a su reclamación.
En días pasados, «Marca» citaba un dato que lo dice todo. O casi. Cuando «La Saeta» llegó al Real Madrid, este había ganado dos ligas de España (por 6 del Barsa). Cuando se retiró, en 1954, sus vitrinas presentaban 8 nuevos títulos domésticos y 5 Copas de Europa.
Todos esos recuerdos habrán pasado ayer por la mente de Alfredo Di Stéfano. Que volvió a Caracas en 1953, pero con la camiseta merengue. Y luego, en los 60, cuando su famoso secuestro por parte de la guerrilla venezolana.
Armando Naranjo
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