«Desde el Mercosur y la Unasur se han adoptado sanciones contra nuestro país, y sin permitírsele ejercer el derecho a la defensa, expresamente previsto en los instrumentos internacionales invocados para aplicar las sanciones», afirmó el presidente Federico Franco
Federico Fanco afirmó ante la 67 Asamblea General que «Paraguay jamás aceptará la intervención en asuntos internos por parte de potencias extranjeras… No nos vencerán».
NACIONES UNIDAS. El presidente de Paraguay Federico Franco denunció ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que los países sudamericanos que adoptaron sanciones en su contra han violado tratados internacionales y «pretendido erigirse en tutores de la democracia paraguaya».
«Paraguay se encuentra en una difícil situación internacional creada por sus vecinos, integrantes del MERCOSUR y de la UNASUR», afirmó Franco el jueves. «En ambas entidades se han adoptado sanciones contra la República del Paraguay sin permitírsele ejercer el derecho a la defensa, expresamente previsto en los instrumentos internacionales invocados para aplicar las sanciones».
«En violación de los tratados internacionales, estos países han pretendido erigirse en tutores de la democracia paraguaya, dejando de lado el principio de la no intervención consagrado en nuestra Carta de las Naciones Unidas», agregó.
Seguidamente afirmó que «Paraguay jamás aceptará la intervención en asuntos internos por parte de potencias extranjeras… No nos vencerán».
El mandatario hizo una invitación a sus vecinos a «reflexionar y encontrar juntos el camino de reconstruir el proceso de integración sudamericano. La paz se construye con el diálogo. A ello estamos abiertos», manifestó.
Mercosur (Mercado Común del Sur) y UNASUR (Unión de Naciones del Sur) suspendieron a Paraguay por considerar que la abrupta destitución de Franco, decidida en cuestión de horas, había sido ilegítima.
Franco inscribió las sanciones en el contexto de una historia de agresiones. «De la memoria de mi pueblo aún no se borra el holocausto de la Guerra de la Triple Alianza, resultado de una injustificable coalición, que diezmó su población y destruyó su economía», expresó el mandatario, aludiendo a una guerra contra Brasil, Uruguay y Argentina en la que los paraguayos perdieron buena parte de su territorio y de su población.
Agregó que «nuestros detractores no han podido encontrar una sola violación a los pactos que hemos mencionado».
El presidente paraguayo, que fue designado por el Congreso tras la destitución de Fernando Lugo, afirmó que su nombramiento fue constitucional y siguiendo procedimientos previstos por la Carta Magna, para «poner término a una crisis política de gran envergadura que se cernía sobre la nación, en la que ya habían perdido la vida 17 compatriotas, y evitar así más derramamientos de sangre y más luto a la tierra paraguaya».
Agregó que era su «obligación» asumir la presidencia en su condición de vicepresidente.
Desde su nombramiento, «gobierno la nación paraguaya en paz, con democracia y plenas libertades públicas», expresó.