La parábola de la Biblia que se encuentra en el evangelio de Lucas, capítulo 10, versículos 30 al 37, habla del Buen Samaritano y es una demostración práctica de lo que es ayudar al prójimo.
“Quien es generoso será bendecido, pues comparte su comida con los pobres”, dice el Proverbio 22 versículo 9.
No es necesario que vayamos a África o a cualquier otro país pobre para hacer el bien, cuando a nuestro lado tenemos un familiar, un amigo, un vecino o un desconocido, que necesita de una mano que le proporcione comida, vestido o alojamiento.
Quizás lo que hagamos por esa persona sea poco, pero para aquel que necesita es bastante, si llega a tiempo para suplir una necesidad.
Sin embargo cada vez que hagamos un bien, no dejemos de recordar lo que dice Jesús en el evangelio de Mateo, capítulo 6 versículos 1 al 4: “cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa. Por eso cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te recompensará en público”.
Dios nos llama a tener misericordia del prójimo y a llevarles el alimento del cuerpo y también el de pan de su Palabra, que nutre el espíritu.
El cristianismo no es una religión sino un estilo de vida con Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios
La Palabra de Dios
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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