Cuando el demócrata renuncia al voto como herramienta de expresión de su ideario político deja de ser un demócrata y se convierte en otra cosa. Si soy de verdad demócrata y humanista, sea cual sea mi ideario político, no puedo renunciar a expresarme a través del voto, aunque las condiciones me sean adversas
“El único egoísmo aceptable es el de procurar que todos estén bien para estar uno mejor”
Jacinto Benavente
Si no expreso mi voluntad ¿Cuál será el fundamento posterior de mis luchas?; ¿cuál voluntad voy a defender después?, ¿la que no expresé?
No son ustedes la mayoría, pero son ciudadanos de este país, y son tan responsables de lo que hoy suceda como aquellos que ya hemos decidido qué haremos y por quién votaremos hoy. Esa es la primera idea de la que tienen que estar conscientes hoy: Cuando en nuestro país las cosas están como están, cuando 56 venezolanos mueren cada día a manos del hampa y nuestras cárceles son las más violentas de todo el continente americano, cuando la inflación nos sobrepasa y los apagones a nivel nacional y las tragedias en PDVSA, nuestra principal industria, son la regla; no haber tomado al día de hoy una decisión sobre si ir a votar o no, o sobre por quién hacerlo es, que no les quepa duda, ponerse del lado oscuro de la historia.
Es por eso que quiero hacerles a los aún indecisos un llamado consciente y respetuoso a no dejar pasar el día de hoy sin haber ido a votar. A la hora que quieras y por quien mejor te parezca, pero acude a votar. No es verdad, de hecho es una crasa irresponsabilidad, argumentar que uno no “se mete” política y que a uno lo que le interesa es “seguir trabajando sin meterse en problemas”, pues lo cierto es que nos guste o no, la política sí se mete contigo y con todos nosotros, votemos o no, y gran parte de los problemas que estamos padeciendo desde hace décadas, son consecuencia directa de que muchos (y me incluyo, pues en mi juventud no estuve exento de estas culpas) hubiésemos dejado en manos de otros la decisión sobre nuestro destino.
¿No me lo crees? Piensa en la cantidad de veces en las que una errada política económica, de este o de cualquier gobierno anterior, ha hecho que no te alcance la quincena o que desaparezcan de los anaqueles los insumos que necesitamos para nuestra supervivencia diaria, en las que nos hemos visto expuestos a graves limitaciones, porque nuestros hospitales no cuentan con lo más elemental para cuidar de nuestra salud, o en esos momentos, los peores, en los que por las noches te despiertas angustiado porque tus hijos no llegan, y te embarga el temor de que hayan llegado a ser parte de esa estadística terrible de muertes a manos del hampa, merced la absoluta ausencia de una política gubernamental de seguridad coherente y seria. La política, en consecuencia, sí te interesa y sí te afecta, sea que te muestres apático ante ella o no. Acéptalo.
¿Eres demócrata de verdad?
Así las cosas, hay que ir a votar. No podemos dejar que el egoísmo que asume, en temas políticos la forma de la más absurda indolencia, nos domine. El proceso de definición del tipo de país que queremos es primero un proceso íntimo y personal, pero también es uno que nos dice qué tipo de persona queremos ser, o somos, en cuanto al ejercicio de nuestros derechos políticos. Cuando el demócrata renuncia al voto como herramienta de expresión de su ideario político deja de ser un demócrata y se convierte en otra cosa.
Si soy de verdad demócrata y humanista, sea cual sea mi ideario político, no puedo renunciar a expresarme a través del voto, aunque las condiciones me sean adversas. Si soy intolerante, autoritario e inmediatista buscaré por el contrario la forma de imponer mi voluntad sin usar el voto como mi arma y herramienta y sin tomar en cuenta la fuerza indiscutible de la mayoría que esté conmigo, o de ser el caso, los derechos también indiscutibles de quienes no están conmigo, aunque sean minoría.
Si soy autoritario forzaré a los demás, a todos, a aceptar estén de acuerdo conmigo o no, lo que yo creo que es lo mejor para el país. Si soy demócrata no cederé a esas tentaciones y me mediré en elecciones para que seamos todos los que decidamos nuestro destino. Lo contrario a lo anterior es precisamente lo que hacen los autoritarios, los de izquierda o los de derecha: Imponerse, incluso sobre la voluntad de quienes no están con ellos, y lo hacen incluso a punta de pistola y de violencia cuando las cuentas no les cuadran. Si me comporto entonces como ellos, y no como un demócrata, no soy sino más de lo mismo, y me hago tan criminal como el que se me impone por la fuerza o mediante el fraude.
De tu apatía se
aprovechan otros
Se trata también, estimados lectores, de que para poder defender algo (en este caso, nuestra voluntad expresada a través del sufragio) hay que tener primero en la mano orgullosa y valiente ese “algo”, el voto, que se quiere y se debe defender. Si no expreso mi voluntad ¿Cuál será el fundamento posterior de mis luchas?; ¿cuál voluntad voy a defender después?, ¿la que no expresé?, ¿la que me callé “empantuflado” en la comodidad de mi casa? Si no se expresa la mayoría, y por el contrario calla, la minoría, del cuño que sea, se aprovechará de tu apatía y hará de las suyas y tendrá además el aval irrefutable de que sus ciegos acólitos se comportaron de una manera mucho más cívica que la de aquellos que no estaban de acuerdo con ellos.
La vida continúa
después del 7-O
Venezuela, sin duda, pase lo que pase hoy continuará su paso por la historia. Mañana, gane quien gane hoy, volverá a amanecer y nosotros y quienes no piensan como nosotros seguiremos luchando, en las trincheras opositoras o en las de la oposición, según sea decidido por el pueblo, pero eso no te exime de la responsabilidad histórica que tu tiempo te ha asignado.
Tú tienes entonces la potestad, con tu voto absolutamente secreto, de inaugurar hoy una nueva era. Hoy los políticos no te hacen bailar a su ritmo, no siempre luminoso lo sabemos, sino que eres tú el que lleva la batuta y marca los compases. Es tu voz la que llevará la pauta, no la de los demás. Ir a votar, y hacerlo por la opción de tu preferencia es tu decisión soberana y por ella sólo responden tú y tu conciencia.
Tú puedes usar tu voto para que éste haga de Venezuela el país que tú deseas que sea o que llegue a ser, que no el que sólo le interesa a unos pocos. Piénsalo, más de lo mismo, más apatía o miedo, especialmente en este momento histórico, es siempre menos, así que toma tu decisión y ve a votar. Por quien quieras, pero ve a votar. El poder hoy está en tus manos ¿Vas a dejar que te lo quiten?
CONTRAVOZ
Gonzalo Himiob Santomé
Twitter: @himiobsantome