Las elecciones recientemente celebradas sirvieron de aprendizaje para todos los venezolanos y venezolanas. Estoy plenamente seguro que los candidatos, los comando de campañas, los periodistas, los asesores, los políticos, los gobernadores, alcaldes, en fin toda la gama posible de roles, incluyendo el de los electores, aprendieron muchas lecciones que sirven para crecer como actores políticos de cara al futuro inmediato
La contienda electoral entre el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías y el candidato de la oposición, Henrique Capriles Radonsky, ratificó que la vía electoral es la única forma posible (y la mejor) para que las sociedades definan su destino político, social, económico y cultural.
La reciente contienda demostró –una vez más- nuestra esencia, nuestra pasión, nuestra sangre tropicana, esa que se aprecia en sus máximos decibeles en los estadios de béisbol entre un clásico del Magallanes – Caracas o viceversa, y que por supuesto se extrapoló, incólume, a la campaña que derivó en los resultados de este domingo 7 de octubre.
El veredicto electoral debe asumirse con disciplina, honestidad y ética. El perdedor debe respetar al árbitro, en este caso al Consejo Nacional Electoral (CNE), y evitar la trampa de querer buscar en factores o variables externas el motivo de no haber logrado imponerse frente al presidente Hugo Chávez Frías.
Sin embargo, ambas partes, ganadores y perdedores, deben reflexionar aprovechando que -en los procesos de retirada a su estado anterior-, cada uno puede y dispone del tiempo para deliberar, en frío, qué elementos se evidenciaron en el proceso del casa por casa, del cara a cara, de las concentraciones, de los mensajes del pueblo, etc, que sirven para mejorarlos a favor de los ciudadanos.
Las elecciones recientemente celebradas sirvieron de aprendizaje para todos los venezolanos y venezolanas. Estoy plenamente seguro que los candidatos, los comando de campañas, los periodistas, los asesores, los políticos, los gobernadores, alcaldes, en fin toda la gama posible de roles, incluyendo el de los electores, aprendieron muchas lecciones que sirven para crecer como actores políticos de cara al futuro inmediato.
Los recorridos por el país, permitieron un contacto directo con la gente que, sólo en estas circunstancias se produce con tanta intensidad y frecuencia. Tal vez ambas partes, el candidato ganador y el perdedor, se enteraron de primera mano de situaciones y apreciaciones que al ser conocidas de primera mano, no hay desperdicio, no hay interferencia, no hay matización y mucho menos manipulación de quienes en la cadena de representatividad sirven de conectores con las máximas jerarquías de gobierno.
Y eso además de una oportunidad excelente para el pueblo, de expresar directamente su sentir a los candidatos – gobernantes, es un excelente “insumo” para nuestros líderes. Por eso, creo que un proceso electoral, como el vivido este 7 de octubre, deja más ganancias, que pérdidas, aunque siempre habrá alguien que sólo considerará ganancia haber resultado electo.
Miguel Pérez Abad