La industria del espectáculo estadounidense, además de un lucrativo negocio, es una fábrica de influencias que juega un papel muy activo en cada carrera presidencial
Los candidatos reconocen el valor político de verse asociados con un famoso, cuya popularidad puede contribuir a mejorar su imagen frente a un electorado indeciso, si bien aún está por cuantificar cuánto «glamour» hace falta para llegar a la Casa Blanca.
Actores como Clint Eastwood, Robert Duvall y Jon Voight, padre de Angelina Jolie, han cerrado filas en torno al republicano Mitt Romney de cara a las elecciones del 6 de noviembre, aunque es el demócrata Barack Obama quien lleva la delantera en cuanto al respaldo de artistas.
George Clooney, Eva Longoria, Marc Anthony o Will Smith son algunas de las muchas estrellas que apuestan por la reelección de Obama.
«El apoyo de famosos a los grupos políticos y sus candidatos afecta a la forma en la que la gente percibe a los partidos», aseguró el politólogo Anthony Nownes, de la Universidad de Tennessee, tras realizar un estudio en el que se recogieron las impresiones de medio millar de alumnos.
Según ese trabajo, que fue publicado en mayo en la revista American Politics Research, los electores asocian la opinión que tengan de un famoso con el político o con el partido al que éste pertenece, lo que no tiene por qué ser necesariamente bueno para el candidato, matiza Nownes. Más aún, en esa asociación, también el famoso puede salir perjudicado, constató el profesor.
Obama generó entusiasmo
«Respaldar a un candidato presidencial no ayuda mucho a los famosos. No sacan grandes cosas positivas de eso y puede que sí negativas», indicó el investigador, en referencia a cómo un posicionamiento político puede marcar una carrera.
En 2008, Obama generó mucho entusiasmo entre numerosos sectores de la población con sus mensajes de cambio y esperanza que también engancharon a una miríada de estrellas del espectáculo. Si bien parece que la mayoría de los apoyos siguen estando ahí, el desencanto con el presidente tras cuatro años en el poder es también notorio.
Uno de los que se pusieron la camiseta de Obama por aquel entonces, el actor Bradley Cooper, fue esquivo preguntado sobre su implicación para las elecciones de noviembre.
«Me encanta la política», confesó Cooper, quien estudió en la Universidad de Georgetown en Washington DC cuando Bill Clinton era presidente. «Aquello fue fascinante», comentó el intérprete sobre el ambiente político que se vivía en el campus.
Cooper no dudó en subirse a la caravana de Obama llegado el momento y en 2008 participó en un acto electoral demócrata en un campo de fútbol americano en Misuri dos días antes de los comicios, algo que no tiene claro que vaya a repetir en 2012.
«Ya veremos», contestó, sin entrar a valorar sus intenciones de cara a las votaciones de noviembre.
Más duramente se expresó este año el actor Matt Damon, quien también dio la cara por Obama en 2008 y que cuatro años más tarde acusa al presidente de EE. UU de haber «malinterpretado su mandato», según declaró en CNN, y que hubiera preferido que el demócrata hubiera tenido «pelotas» para llevar a cabo sus promesas aunque eso pusiera en peligro su reelección, comentó a la revista Elle.
«Creo que fue irreal pensar que alguien en cuatro años podía cambiar la economía, la sanidad o el medioambiente», apuntó la protagonista de la serie «The Closer», Kyra Sedgwick, ferviente valedora del trabajo de Barack Obama, cuando se le cuestionó sobre el palpable desencanto de algunos de sus compañeros de profesión.
Rompiendo un mito
«Obama ha hecho grandes cosas. La gente ha puesto mucha presión en una persona mientras que el Congreso no le deja hacer. Pienso que es inteligente y maravilloso. Es genial tener a alguien así en política», comentó la actriz.
Para el profesor Steven J. Ross, de la Universidad del Sur de California (USC), autor del libro «Hollywood Left and Right» en el que analizó la influencia de la industria del cine en Washington desde 1920, es un mito la idea de que Hollywood sea una entidad liberal o de izquierdas, y destacó la efectividad de los republicanos para dejar huella y transmitir su mensaje a lo largo de los años, como los actores Ronald Reagan y Arnold Schwarzenegger.
Ross describió la implicación de los artistas liberales con la política más puntual que la de los conservadores que viven más apegados a su ideología por lo que su compromiso es más constante.
El matrimonio homosexual es uno de los asuntos que más defensores ha encontrado entre los artistas liberales -algo que Obama apoyó públicamente- y entre ellos a numerosos latinos como Ricky Martin, si bien la comunidad hispana, mayoritariamente demócrata (casi 7 de cada 10 latinos son favorables a Obama, según un estudio de Pew Hispanic Center) centra sus esfuerzos en influir en Washington con temas como la inmigración y las relaciones con Cuba.
Según una comparativa de encuestas electorales publicadas en la página web Real Clear Politics, Obama aventajaba ligeramente a Romney en intención de voto al final del verano y doblaba el gasto electoral del candidato republicano, que le está ganando terreno al demócrata en los últimos meses en cuanto a ingreso de fondos para la campaña.
En julio Romney logró más de 100 millones de dólares en contribuciones, 25 millones más que Obama, que necesita pisar el acelerador para captar más dinero y mantener el pulso electoral con su contrincante.
Veladas pro fondos
Parte de los gastos de campaña de Obama se financiaron con lo que recaudó en 2011 el presidente de EEUU en una velada a la que asistieron líderes de la comunidad latina de Los Ángeles en la casa de Antonio Banderas y Melanie Griffith, donde no faltó Eva Longoria.
En mayo fue George Clooney quien prestó su hogar a Obama para un acto similar donde se presentaron Jack Black, Robert Downey Jr., Salma Hayek y Tobey Maguire, entre otros.
Romney, por su parte, tiene que recurrir a otros foros para costear sus gastos electorales tal y como constataba un artículo publicado por el diario Los Angeles Times el pasado 1 de junio: «Las estrellas de Hollywood ausentes en su mayoría en un acto de Romney para recaudar fondos».
En ese evento en Beverly Hills, sí estuvo Jon Voight quien aseguró que Romney tenía muchos más seguidores en la meca del cine de lo que parecía. En esa lista se incluyen nombres como el del productor Jerry Bruckheimer o el actor Kelsey Grammer, de series como «Frasier» y «Cheers».