Cual no será nuestra sorpresa cuando vemos que la asociación de YPF para explotar el yacimiento petrolífero más importante de Argentina no es con PDVSA, sino con Chevron. ¡Por Dios! Que contradicción tan grande la de la Presidenta Cristina
En mayo pasado, el Gobierno argentino le expropió a la compañía petrolera española Repsol el 51 por ciento que esta empresa poseía en YPF (Yacimientos Petrolíferos y Fiscales). Por dicha expropiación, la petrolera española reclama una indemnización de 10 mil millones de dólares.
El asunto es que la ahora petrolera estatal argentina YPF y la compañía estadounidense Chevron firmaron el 14 de septiembre un acuerdo para explotar de manera conjunta hidrocarburos no convencionales en la zona de Vaca Muerta.
Esta situación ha llevado a Repsol que era el antiguo máximo accionista de YPF a declarar que estudia el acuerdo firmado entre YPF y Chevron para emprender acciones legales, sin dar mayores detalles.
El presidente de YPF, Miguel Galuccio, y el responsable para América Latina de Chevron, Ali Moshiri, suscribieron en Buenos Aires el memorando de entendimiento, que establece el interés de ambas compañías por evaluar proyectos conjuntos, mediante un proceso de investigación y desarrollo.
Galuccio declaró que la firma del acuerdo supone “el primer paso de una relación que será larga e importante con Chevron”. Y es esta parte de sus declaraciones las que nos interesa destacar porque cuando la expropiación ocurrió, el gobierno argentino vendió su acción como un acto nacionalista para buscar la autosuficiencia energética. Por eso tantos líderes izquierdistas en Latinoamérica –Chávez, Correa, Evo, los Castro- respaldaron aquella acción. Todo el mundo pensó que la explotación del yacimiento de Vaca Muerta se haría en sociedad con la empresa estatal de Venezuela, PDVSA. Era lo lógico, dada la amistad y la afinidad ideológica antiimperialista existente entre la Presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner y el Presidente venezolano Hugo Chávez.
Pero cual no será nuestra sorpresa cuando vemos que la asociación de YPF para explotar el yacimiento petrolífero más importante de Argentina no es con PDVSA, sino con Chevron. ¡Por Dios! Que contradicción tan grande la de la Presidenta Cristina: escoger como socio para una relación de largo plazo, nada más y nada menos que a una de las más grandes transnacionales petroleras del decadente capitalismo norteamericano. El mismo capitalismo que el principal ideólogo del socialismo del siglo XXI, el presidente Hugo Chávez, acusa en Venezuela y América Latina de ser el responsable de poner en peligro a la especie humana en nuestro planeta.
Baldomero Vásquez