Se desconoce si hubo algún intercambio de palabras entre los asesinos y Gustavo Vargas Clunes, por lo que aún no se sabe si fue un intento de robo o una venganza
Los clientes que se encontraban en el establecimiento de comida rápida, Mc Donlad’s de la avenida O’higgins, en El Paraíso, se sorprendieron al escuchar los disparos que produjeron a las 9:00 de la noche del lunes. En el estacionamiento del local, habían acribillado dentro de su vehículo a Gustavo Vargas Clunes, de 51 años de edad.
El hombre conducía su camioneta Toyota Terios cuando llego al local de comida para comprarle una “cajiat feliz” a su pequeño hijo de 8 años de edad. Su esposa se bajó con el niño, mientras él la esperaba dentro del vehículo en el estacionamiento.
El hombre fue sorprendido por motorizados, no se sabe el número, quienes le dispararon desde la parte externa del vehículo. La ráfaga de disparos fue tal que un impacto fracturo uno de los vidrios del Mc Donald.
Cuando la esposa de la víctima escuchó las detonaciones, tuvo el mismo instinto de resguardarse al igual que otros clientes, pero superado el transe salió y encontró a su marido muerto dentro de la camioneta.
Testigos que observaron el suceso desde la calle, dijeron que los hombres que dispararon llegaron motos azules y que huyeron en las mismas motocicletas que tripulaban. Se desconoce si hubo algún intercambio de palabras con la víctima, por lo que aún no se sabe si fue un intento de robo o una venganza.
Su hermana, Nereida Vargas, se inclina más hacia la hipótesis del robo de vehículo. Contó que su hermano era prestamista, padre de ocho hijos y no tenía problemas con nadie. “Todo lo que tenía se lo ganó con mucho sacrificio, trabajando para comprar sus bienes”, comentó.
El cadáver de la víctima quedó en el asiento del chofer, hasta la llegada de comisiones del Cicpc que se encargaron de levantar el cuerpo para llevarlo a la morgue de Bello Monte.
Mientras la policía inspeccionada el el área, el hijo mayor del prestamista llego al lugar y atravesó el cerco de funcionarios para abalanzarse sobre el cuerpo de su padre, razón por la cual fue detenido por el Cicpc, quienes alegaban que estaba contaminando la escena. “El solo lo abrazó y lo beso. Era su dolor, el que estaba muerto ahí era su papá. Cuando le reclamé a los policías me dijeron que no metiera en esa que ellos sabían lo que hacían”, dijo Nereida Vargas.
La mujer no cree en la justicia porque hace 13 años, su hijo Osanio Antonio López, de 21 años de edad, “fue asesinado en Casalta III, por un presunto funcionario del Cicpc a quien le gano una apuesta en un partido de Ajiley”.
Contó que el funcionario siguió en libertad y aunque ella “movió cielo y tierra” para que se hiciera justicia, en los mismos tribunales le dijeron “que dejara eso en manos de Dios porque ya no se podía hacer más nada. Me di cuenta que no hay gobierno. Matan a la gente como perros, pero por esta opción voto la gente, no?”, contó.