No hay tema candente que deje de tatuarse –temporalmente- en su espalda para atraer la atención. Madonna dedicó un striptease a Malala, la joven paquistaní de 14 a la que los talibanes descerrajaron un tiro en la cabeza por defender su derecho a ir a la escuela y que ahora se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Londres. Durante su concierto de Los Ángeles, la diva del pop fue desnudándose lentamente al ritmo de la canción Human Nature hasta quedarse en sujetador y mostrar su trasero al público. Al caer el pantalón, girada de espaldas al público, sobre la espalda bien torneada de la cantante se leía en grandes letras grandes el nombre de Malala.
Madonna relató a su numeroso público que la noticia del ataque el pasado 9 de octubre en el valle de Swat (Pakistán) le “hizo llorar”. “¿Os dais cuenta de lo absurdo y enfermo que es todo esto?”, preguntó la Madonna activista mientras avanzaba a paso lento y procedía a quitarse la ropa. “Ella es una estudiante de 14 años que escribe un blog acerca de ir a la escuela. Los talibanes detuvieron su autobús y le dispararon”, puso en antecedentes a los presentes la cantante.
No es la primera vez que Madonna utiliza su cuerpo para ejercer su activismo político. En uno de los dos conciertos que ofreció en la capital de Estados Unidos, Washington, la cantante de 54 años aprovechó su espalda para hacer campaña por el candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama. En su espectáculo de Moscú, inscribió el nombre del grupo Pussy Riots también en su espalda.
Madonna con su striptease –para mayor furia de los talibanes- y la enviada especial del Comité Internacional para los Refugiados de la ONU, Angelina Jolie, han situado en el mapa de Hollywood y el espectáculo el caso de Malala. La actriz ha declarado que “todos somos Malala”. Durante una entrevista con un medio digital, la polifacética Jolie declaró que se sintió obligada a contar la historia de la joven paquistaní a sus hijos. “Tomemos esto como una lección de que la educación es un derecho humanos básico”, dijo. “Un derecho que no debe de ser negado a las hijas de Pakistán”. La compañera de Brad Pitt –padre de sus hijos biológicos; la actriz tiene otros tres adoptados- explicó que para sus hijos “era muy difícil entender un mundo donde hombres tratan de matar a una niña cuyo único ‘crimen’ es el deseo de que ella y otros puedan ir al colegio”.
Agencias