Estados Unidos y Turquía han intensificado sus consultas militares y el intercambio de inteligencia para diseñar planes de contingencia ante una eventual transformación del conflicto sirio en una guerra regional, según publica The Washington Post.
En las últimas semanas autoridades militares de ambos países se han reunido para estudiar planes de contingencia para imponer zonas de exclusión aérea sobre el territorio sirio y evitar que Damasco use su arsenal de armas químicas, según funcionarios estadounidenses citados por el diario.
Además, la semana pasada agencias de inteligencia estadounidenses estuvieron detrás de la decisión de Turquía de interceptar y obligar a aterrizar a un avión civil sirio que volaba de Moscú a Damasco con ciudadanos rusos a bordo por sospechas de que transportaba armamento para el régimen de Bachar Al Asad.
Según un funcionario estadounidense que habló bajo anonimato con The Washington Post, el avión llevaba piezas de fabricación rusa para sistemas de defensa antiaéreos.
Ese incidente ha agravado aún más las tensiones surgidas a principios de octubre cuando un obús procedente de Siria mató a cinco civiles en territorio turco.
El embajador estadounidense en Turquía, Francis J. Ricciardone, dijo esta semana en Ankara que no hay ninguna decisión tomada sobre la creación de una zona de exclusión aérea en territorio sirio para proteger a los civiles y a los opositores al régimen de Asad.