Según datos de la Organización Mundial de la Salud y de UNICEF, en los países pobres es habitual que se reutilicen jeringuillas sin haber sido previamente esterilizadas de manera conveniente, a ello hay que sumar el personal médico que accidentalmente se pincha con ellas
GINEBRA. Al menos 1,3 millones de personas mueren cada año en el mundo a consecuencia de inyecciones que carecen de las medidas de higiene necesarias, esto causa unas pérdidas directas de 535 millones de dólares, denunció hoy la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan.
«La perspectiva de reducir esos costes ha incrementado la atención sobre la seguridad de los pacientes, especialmente en un momento en el que aumentan las expectativas públicas y el precio de los servicios médicos, mientras se contraen los presupuestos», manifestó en un discurso en Ginebra ante la 29 Conferencia de la Sociedad Internacional sobre Calidad en el Cuidado Médico.
Según datos de la OMS y de UNICEF, en los países pobres es habitual que se reutilicen jeringuillas sin haber sido previamente esterilizadas de manera conveniente, a ello hay que sumar el personal médico que accidentalmente se pincha con ellas.
Los expertos de UNICEF cifran en más del 80 por ciento el porcentaje de trabajadores sanitarios que se han pinchado en alguna ocasión con jeringuillas utilizadas, lo que supone un alto riesgo de contagio de hepatitis B, la hepatitis C y VIH.
Además, en los países carentes de ingresos las agujas y jeringuillas no se desechan correctamente, lo incrementa el riesgo de contagio accidental de enfermedades, sobre todo en niños o en personas que se someten a transfusiones de sangre.
Las autoridades sanitarias de la ONU subrayan que el problema de las inyecciones carentes de medidas de higiene es mayor que el de la vacunación, ya que sólo del 5 % al 10 % de las inyecciones son para vacunas, mientras que entre el 90 % y el 95 % son con fines curativos.
La falta de recursos económicos es la causa principal detrás de la reutilización de las jeringuillas, que en el caso de los países más pobres son muy caras en comparación con los salarios del personal facultativo, lo que induce a su uso repetido para ahorrar.
Según UNICEF, muchos médicos de países subdesarrollados consideran erróneamente que no hay riesgo de contagio si se utiliza la misma jeringuilla para dos hermanos o para una pareja casada.
Para prevenir las infecciones asociadas a estas prácticas, la OMS recomienda acciones gubernamentales de concienciación dirigidas a pacientes y trabajadores de la salud, asegurar el abastecimiento de jeringas y agujas desechables, y destruir los restos de material ya utilizado.
En su intervención, la directora general de la OMS destacó también que las necesidades en los cuidados sanitarios se están incrementando y subrayó que en el mundo hacen falta cuatro millones de médicos, enfermeros y otros profesionales sanitarios para lograr satisfacerlas.
«Las enfermedades crónicas no transmisibles están en alza en todas las partes del mundo, concentrándose ahora en los países en vías de desarrollo. Esto significa que más personas necesitarán tratamientos a largo plazo o incluso de por vida, tratamientos hospitalarios más sofisticados», agregó.
Chan recordó que la seguridad de los pacientes empezó a atraer la atención a partir de finales de la década de 1990 y en este sentido la consideró una disciplina «joven» que todavía se enfrenta a muchos retos.
Agencias