Bajo el programa de ayuda a jóvenes inmigrantes impuesto por Obama, César Vargas podría lograr la suspensión temporal de su deportación y un permiso de trabajo
NUEVA YORK. Un mexicano de 29 años podría convertirse en el primer inmigrante sin papeles que logra una licencia para ejercer como abogado en el estado de Nueva York. Y el presidente Barack Obama le podría haber ayudado a lograr ese objetivo.
El programa de ayuda a jóvenes inmigrantes impuesto por Obama este verano alienta las esperanzas de César Vargas, un mexicano que se graduó de derecho en una universidad neoyorquina y aprobó el examen para trabajar como abogado, pero no tiene autorización para residir en Estados Unidos.
Bajo el programa del presidente, sin embargo, Vargas podría lograr la suspensión temporal de su deportación y un permiso de trabajo.
«¿Cuál es el propósito de otorgarme una licencia si no puedo hacer nada con ella? Gracias al programa de Obama, quizás tenga más oportunidades de lograr la licencia y después de poder ejercer, poder trabajar con ella», dijo Vargas en las oficinas de la firma LatinoJustice PRLDEF, los abogados que le ayudan en su lucha por ejercer.
Vargas envió hace poco una solicitud al gobierno para poder obtener un permiso de trabajo temporal, que bajo un posible segundo término en la presidencia de Obama, el mexicano espera sea renovado después de dos años.
Ese es uno de los motivos por los cuales el joven sigue muy de cerca la batalla electoral por la presidencia y se ha convertido en uno de los líderes de los llamados «dreamers», o jóvenes que cuando eran niños fueron traídos por sus padres a Estados Unidos e ingresaron al país sin autorización y ahora luchan por sus derechos.
El candidato republicano Mitt Romney dijo recientemente que si llega a la presidencia no otorgará nuevos permisos de trabajo a jóvenes inmigrantes sin papeles que los soliciten. También ha dicho que, en lugar de eso, luchará por lograr una reforma migratoria permanente que sustituya las medidas temporales de Obama.
Vargas se graduó de la facultad de derecho de la Universidad de la Ciudad de Nueva York en mayo del 2011. Dos meses después tomó el examen de final de carrera necesario para ejercer como abogado en el estado de Nueva York y se enteró de que aprobó en noviembre del 2011.
Nacido en Puebla y traído a Estados Unidos por su madre de forma ilegal cuando tenía cinco años, Vargas ya sabía que no podría gozar del sueldo y el prestigio de un bufete.
Aun así, decidió no rendirse.
El mexicano planeaba el lunes tomar el siguiente paso y enviar su solicitud de licencia para ejercer a la junta del estado que se encarga del concederlas. Ese organismo pregunta por el estatus migratorio del solicitante.
David Bookstaver, portavoz de la Oficina de Administración de la Corte, dijo a The Associated Press que no haría comentarios sobre el caso Vargas y que su solicitud se procesaría como todas, en el momento de ser recibida.
La disyuntiva que vive Vargas empieza a tener implicaciones nacionales.
Las cortes supremas de California y de Florida tienen ante si los casos de dos jóvenes hispanos que, al igual que Vargas, solicitan una licencia para ejercer como abogados a pesar de su situación migratoria.
El abogado de Vargas, José Pérez, dijo que si el programa de ayuda a inmigrantes de Obama no existiera y el joven mexicano obtuviera una licencia para ejercer, sólo podría trabajar gratis o como consultor privado.
Si Vargas obtiene una licencia y además un permiso de trabajo por parte del gobierno, el joven podrá ser contratado por terceros y ejercer plenamente como abogado.
«Con una autorización para trabajar va a poder seguir con su carrera, con su sueño de poder trabajar en el servicio público», dijo Pérez. «Creo que César está abriendo camino a muchos otros dreamers. Encomendamos al presidente por haber abierto esta posibilidad».
Claudia Torrens / AP