Último debate entre Obama y Mitt Romney

El candidato presidencial republicano Mitt Romney, a la izquierda, escucha al presidente Barack Obama durante el tercer y último debate presidencial en la universidad de Lynn, el lunes 22 de octubre.

El candidato presidencial republicano dijo que alaba al mandatario por ordenar el operativo para matar al líder de al-Qaeda Osama bin Laden, aunque agregó que Estados Unidos «no puede, a través de matanzas, salir del lío» del extremismo religioso

BOCA RATON, Florida.- El presidente Barack Obama desafió decididamente a Mitt Romney en política exterior en el tercer y último debate de campaña la noche del lunes, al afirmar que «cada vez que usted ha ofrecido una opinión ha estado equivocado».

El republicano respondió con frialdad: «Atacarme no es una agenda» para hacer frente a un mundo peligroso.

Con los dos hombres sentados en una mesa semicircular, los primeros momentos del debate no produjeron ninguna de las acusaciones y pocas de las interrupciones que marcaron el debate de la semana pasada.

Romney dijo que alaba a Obama por ordenar el operativo para matar al líder de al-Qaeda Osama bin Laden, aunque agregó que Estados Unidos «no puede, a través de matanzas, salir del lío» del extremismo religioso.

El ex gobernador de Massachusetts abrió el debate criticando las políticas de Obama hacia el extremismo islámico. Dijo que el presidente dejó escapar una oportunidad durante la llamada primavera árabe y que no ha hecho lo suficiente para impedir que Irán construya armamento nuclear.

Obama dijo que Romney no ha estado en una posición para ejecutar política exterior, pero agregó que sus opiniones al respecto se escuchan «por todos lados».

Romney dijo que su estrategia «es muy directa: ir detrás de los malos».

El encuentro, que versa sobre política exterior, se produce cuando faltan dos semanas para el día de los comicios y en momentos en que las encuestas muestran una campaña muy reñida.

El enfrentamiento en la Universidad Lynn, en Boca Ratón, Florida, que duró 90 minutos, ofreció a los candidatos su última oportunidad para medirse entre sí frente a decenas de millones de estadounidenses. Ambos dedicaron sus fines de semana a prepararse, una señal certera de la importancia que le dan a este acontecimiento.

AP

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