Los cambios en profundidad que deben darse en el órgano rector y contralor del proceso electoral, es imposible enfrentarlo hoy a plenitud, cuando estamos entrampados y solo nos toca, desde mi perspectiva, echar el resto para superar con creces las trampas y engaños del régimen deshonesto y sin escrúpulos
Principio o característica fundamental del liderazgo -así lo enseñamos en la Universidad- es que el líder asume el revés o derrota como suyo y, por el contrario, comparte el triunfo, por lo que nunca diría “gané”, sino “ganamos”. Hemos escuchado a Capriles asumir la derrota, lo que reafirma su liderazgo, tal vez otro habría distribuido la culpa señalando responsables del fracaso.
Chávez fue líder y actualmente ve mermar su liderazgo y aceptación voluntaria en la gente, lo digo aun con conocimiento del reciente resultado “oficial” electoral. Cuando él saltó a la palestra pública el 4 de febrero de 1992, en su famoso discurso desde el Ministerio de la Defensa (el cual analizo en mi libro “Manual del Orador”), asume la responsabilidad del golpe de Estado: “Yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano”. Su liderazgo se ve disminuido ahora, cuando intenta buscar responsables de su grave fracaso como administrador del Estado y del erario público.
Nadie ha negado, por el contrario todos hemos reconocido, el enorme esfuerzo personal de Capriles Radonski en la campaña, se entregó en un 100 %. Por supuesto que hay fallas que podrían imputársele, como no haber controlado el trabajo de los involucrados en la campaña, para que no nos quedásemos expectantes y admirados frente a las hazañas de nuestro candidato que visitaba un bojotón de pueblos y Estados por día, sin que nosotros, llenos de triunfalismo, hiciéramos completa nuestra tarea. Un mayor control y supervisión sobre el manejo de la campaña fue necesario. Por supuesto que también hay una responsabilidad general que tenemos todos en grado desigual, porque a mayor poder, mayor responsabilidad.
Estamos embalados hacia las elecciones regionales (diciembre 2012) y las municipales (abril 2013), las cuales en conjunto con la recién pasada (octubre 2012) constituyen un todo, es una secuencia así concebida por Chávez (amo del CNE), para pretender golpear de manera sucesiva al contendor y liquidarlo. El balance general del proceso debe darse luego de abril, lo que no impide hacer revisión y ajustes, pero no debemos quedarnos allí, el tiempo sigue corriendo. Los cambios en profundidad que deben darse en el órgano rector y contralor del proceso electoral, es imposible enfrentarlo hoy a plenitud, cuando estamos entrampados y solo nos toca, desde mi perspectiva, echar el resto para superar con creces las trampas y engaños del régimen deshonesto y sin escrúpulos. Ahora nos corresponde en primer lugar, corregir nuestras fallas y, adicionalmente, presionar y hacer lo necesario para que no se incremente el ventajismo gubernamental. Después de abril 2013 será la lucha con todo, con serio respaldo nacional e internacional, y con la presión de calle necesaria para alcanzar equilibrio y justicia en el CNE.
Hay un pensamiento de Winston Churchill que he compartido siempre, y que a manera de reproche me hace llegar un amigo que me honró leyendo uno de mis artículos recientes, por el cual invito a trabajar en las elecciones de diciembre: «Un político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones». Por supuesto que estamos de acuerdo con esta afirmación, que en la actual encrucijada venezolana nos obliga pensar en nuestros chamos y en su futuro, dándole ahora, en diciembre y en abril, contrapeso a este nefasto gobierno aniquilador de libertades.
Pensar hoy en las próximas generaciones implica comprometerse a no ceder espacios en diciembre. Es hora de darle continuidad al esfuerzo del 7 de octubre. De una vez por todas trabajemos por conquistar los votos que nos fueron adversos, los de aquellos que en barrios y otros sectores no nos acompañaron. Potenciemos nuestras fortalezas, miremos hacia adelante.
Paciano Padrón