El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), dijo en un comunicado que este viernes habían muerto al menos 61 personas en todo el país
Varios hombres cargan sus pertenencias en una furgoneta en una calle de Alepo, sembrada de basuras y escombros tras los combates entre rebeldes y fuerzas gubernamentales, en una imagen captada el jueves 25 de noviembre en la segunda ciudad de Siria.
BEIRUT. La tregua instaurada el viernes por la mañana en Siria con motivo de la fiesta religiosa de Aid al Adha voló en pedazos en apenas unas horas, con un atentado mortífero en Damasco y el anuncio del ejército de que estaba respondiendo a ataques rebeldes.
Este viernes habían muerto al menos 61 personas en todo el país, dijo en un comunicado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Por iniciativa del emisario internacional Lakhdar Brahimi, la mayor parte de los insurgentes y el ejército se comprometieron el jueves a observar un alto el fuego durante los cuatro días de la fiesta musulmana del sacrificio, aunque reservándose el derecho a responder en caso de ataque de la otra parte.
En un comunicado leído en la televisión oficial, el ejército anunció la tarde del viernes que recurrió a ese derecho de respuesta tras unos ataques rebeldes en Deir Ezzor (este), Deraa (sur), Idleb (noroeste) y la provincia capitalina.
«Grupos terroristas armados atacaron posiciones militares, violando así claramente el cese de las operaciones militares que suscribió el mando del ejército. Nuestras valientes fuerzas armadas están respondiendo a esas violaciones y persiguiendo a esos grupos», indica el comunicado.
En la terminología de las autoridades sirias, los «terroristas» son los rebeldes.
Al mismo tiempo, la televisión nacional y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) anunciaron que al menos cinco personas murieron y unas treinta resultaron heridas en un atentado con coche bomba en el barrio de Daf Shawk, en el sur de Damasco.
En el sur del país, otro coche bomba que estalló en un retén de la ciudad de Deraa mató a tres soldados e hirió a ocho, según el Observatorio, que basa sus informaciones en una red de militantes y médicos.
De momento, al menos 61 personas habían muerto este viernes, entre ellas 21 civiles, 27 soldados y 13 rebeldes, según un balance del OSDH.
El Frente al Nosra, un grupo yihadista rebelde que reivindicó la mayoría de los atentados de los últimos meses, rechazó el miércoles unirse a la tregua.
En un primer momento, el viernes por la mañana, el OSDH afirmó que hasta entonces había bajado el número de muertos respecto a lo habitual en los últimos meses y también el número de «puntos calientes».
Los combates se libraban principalmente alrededor de la base militar de Wadi Deif, cerca de Maaret al Numan (noroeste), donde 10 soldados y cuatro rebeldes murieron en un asalto efectuado por hombres de Al Nosra, según la misma fuente.
El ejército respondió bombardeando la localidad cercana de Deir Sharqui. También hubo enfrentamientos en las provincias de Damasco, Homs (centro) y brevemente en Alepo (norte), según el Observatorio.
El viernes de mañana, la televisión estatal mostró al presidente Bashar al Asad orando en una mezquita de Damasco, sonriente y relajado, mientras sigue enfrentando una revuelta popular convertida en conflicto armado que ya ha dejado más de 35.000 muertos desde marzo de 2011, según el OSDH.
Protestas como cada viernes
Como cada viernes, los opositores se manifestaron en Damasco y en todo el país, según el OSDH y militantes.
En la provincia de Idleb, los manifestantes corearon dirigiéndose a Asad el eslógan «Traidor, cobarde, has destruido Siria».
En Alepo, según habitantes y una fuente militar, los rebeldes intentaron tomar una posición militar en el barrio Syrian, pero fueron repelidos.
En esta gran ciudad, donde el primer día de Aid al Adha la gente suele abarrotar las tiendas, los mercados y los restaurantes, este viernes las calles estaban vacías, según pudo constatar un periodista de la AFP.
«Aunque no haya habido disparos esta mañana, no tenemos la sensación de que sea fiesta», cuena Hany, que regenta un restaurante en el céntrico barrio de Aziziya y este viernes no tuvo ni una sola reserva.
Philippe Desmazez / AFP