Presupuesto para el ser humano
Parte de los supuestos que tendremos una inflación para el 2013 entre 14% y 16%, un crecimiento económico del 6%, un tipo de cambio de 4,30 bolívares por dólar y un barril de petróleo a 55 dólares promedio
Se presentó el presupuesto de la nación, para el año 2013, ante la Asamblea Nacional. El presupuesto, como su palabra lo dice, se basa en estimaciones sobre hechos futuros. Esto quiere decir que el Estado “presupone” que va a tener un ingreso determinado en función del comportamiento histórico de la economía y las proyecciones correspondientes. En nuestro caso, algunos de los factores más determinantes son el precio del petróleo, el tipo de cambio, la inflación, el crecimiento económico y la estimación de lo que se recaudará por concepto de impuestos. A partir de estas estimaciones de ingreso se presenta una distribución del gasto, en función de las prioridades del gobierno. Dicha proyección de ingreso y propuesta de gasto se debe presentar ante el Poder Legislativo como un proyecto de presupuesto y es la Asamblea Nacional la que lo convierte en la ley de presupuesto, es decir autoriza al gobierno y al Estado a gastar el dinero de la forma en que fue aprobada en la Ley de Presupuesto, en función de las proyecciones de ingreso que se consideraron.
El presupuesto presentado por nuestro ministro de Planificación y Finanzas parte de los supuestos de que tendremos una inflación para el 2013 entre 14% y 16%, un crecimiento económico del 6%, un tipo de cambio de 4,30 bolívares por dólar y un barril de petróleo a 55 dólares promedio y representa un monto de 396.406 millones de bolívares, lo cual significa un crecimiento del 33,1% con respecto al presupuesto presentado para el año 2012.
Como es costumbre, desde la llegada del Gobierno Bolivariano, el mayor peso del presupuesto se ve reflejado en la inversión social, es decir, en educación, salud, cultura, deporte, seguridad social y vivienda, entre otros. Esta tendencia evidencia absoluta coherencia con el planteamiento de la construcción del socialismo, que simplificándolo consiste en poner al ser humano como elemento fundamental de la acción política. Es importante comparar con lo que en Venezuela significó, desde el punto de vista presupuestario, la implementación de las políticas neoliberales recomendadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en la década de los años noventa, y hoy en Europa, donde difícilmente veríamos reflejado en las leyes de presupuesto la atención a los problemas cotidianos de los ciudadanos. En la Venezuela de aquel entonces, la educación pública y gratuita estaba desapareciendo, las universidades iban rumbo a la privatización, el sistema primario de salud no existía, las pensiones eran menores al salario mínimo y no todos disfrutaban de las mismas. En contraste, hoy vemos una Misión Vivienda, que todos los días garantiza un habitad digno a nuevas familias, vemos todas las semanas nuevos listados de pensionados, vemos un sistema de salud y de educación que se fortalece.
Mantener esta línea de trabajo representa grandes retos para nuestra sociedad, ya que demandará cada día mayores niveles de inversión, y para aplicar las políticas sociales debemos revisar nuestra política tributaria, que sigue encontrándose entre las que más bajos impuestos cobra a los sectores que más ganan en la sociedad. Debemos dejar de ser monoproductores y lograr que sectores como el turismo, la agricultura, la pesca y el sector industrial sigan creciendo y equilibren el ingreso nacional. Finalmente, debemos administrar los recursos públicos cada vez con mayor transparencia y eficiencia. Esos son algunos de los retos que tenemos por delante para lograr darle viabilidad económica y política a la construcción de una sociedad cada vez más justa en igualitaria.
Colombia en paz
Hemos recibido con alegría la noticia de un nuevo intento por conseguir la paz en nuestra hermana Colombia. Colombia, la que nació en Angostura. Colombia, la que soñó Miranda. Colombia, la que creó Bolívar.
Un intento de paz en una guerra que lleva ya más de medio siglo. Cuando, desde el asesinato de Gaitán, se le cerró el camino democrático a una revolución.
Debemos recordar que no es la primera vez que se intenta un proceso de paz en Colombia. Que la entrega de las armas, por parte de los grupos guerrilleros, significó el asesinato de todos sus líderes en una oportunidad. Que quienes utilizan la guerra para satisfacer intereses geopolíticos y económicos aplicarán todos los poderes fácticos para evitar la paz.
La guerra en Colombia es la excusa perfecta para mantener las bases militares del imperio norteamericano en territorio latinoamericano, bases que atentan contra la soberanía de nuestro Sur y que dificultan la concreción del sueño bolivariano de una Latinoamérica unida. Igualmente, la guerra en Colombia dificulta la erradicación del problema de las drogas, detrás del cual se manejan recursos impresionantes. Y aunque no somos los latinoamericanos los principales consumidores de drogas, este mal afecta socialmente a nuestra población, pues la violencia dejada a su paso genera desolación, desplazamientos, muerte y dolor. Lo cual, nos obliga a invertir mucho dinero público en seguridad y lucha contra su tráfico. Por todo esto, la paz en Colombia es importante para todos los latinoamericanos y en especial para los venezolanos.
Pero tampoco podemos ser ingenuos en este proceso de paz. No será fácil, son muchos los intereses que intervienen, son muchos los poderes fácticos que conspiraran para que no sea posible, son muchos años en guerra. No podemos aspirar que, lo que no se ha podido solucionar en más de medio siglo de guerra, se solucione en una mesa de negociación. De llegar a acuerdos por la paz, seguramente en Colombia seguirá un profundo debate sobre el modelo económico y social que debe y aspira construir ese país.
Lo que sí podemos esperar es que esta mesa de negociación encuentre las garantías necesarias de seguridad y de espacios de participación para que dicho debate se produzca en un escenario democrático. Existen experiencias de otros países donde el proceso de paz fue posible y donde el camino democrático ha permitido procesos de cambio. No olvidemos que tenemos en nuestra América dos presidentes que fueron guerrilleros y un militar que se reveló a las políticas neoliberales. Pero, para que esto ocurra en Colombia, el Estado deberá garantizar a los hombres y mujeres la posibilidad de tener beligerancia y seguridad en el escenario democrático.
Lecturas políticas
Héctor Rodríguez Castro
* Ministro del Deporte
Twitter: @hectorodriguez