A los 21 años decidió llegar a estas tierras, donde el largo camino que ha recorrido le ha enseñado a sentirse totalmente de aquí
El arribo a Venezuela de extranjeros se ha convertido en la búsqueda de oportunidades, donde estas personas se han encargado de ofrecer su trabajo a cambio de hermandad que este país se convierta en su nueva casa, algunos llevan más de 50 años, otros menos tiempo.
La historia de Concepción De Abreu en Venezuela, comenzó cuando ella sólo tenía 21 años, llegó al país en compañía de su esposo, quien provenía de la guerra de La India, llegaron con el propósito de visitar a su familia y el de conocer las tierras criollas, y sin pensarlo dos veces quedaron encantados, donde tomaron la decisión de emprender una vida de trabajo y progreso.
Entre lo vivido
Para muchos es fácil decir que han transcurridos 50 años, para concepción este tiempo le ha dejado satisfacciones y sin quererlo tristezas, con orgullo comenta que tiene un valiente hijo, quien le ha dado la felicidad de tres nietos, los que la han bendecido con tres bisnietos y dos que emocionada espera que lleguen en las vísperas decembrinas.
Los comienzos en tierras venezolanas no fueron fáciles, con orgullo Concepción destaca que para comenzar sus labores como costurera tuvo que pedir prestado y así comprar su máquina de cocer, labor en la que se mantuvo durante 20 años, mientras que su esposo también pedía créditos para poder montar su negocio, entre deudas y ganas de seguir adelante Concepción emigró del popular sector La Guairita a el centro de la ciudad de Guarenas, en compañía de su esposo.
Tomó las riendas
Lugar en el que las amistades fueron creciendo, y con un crédito su esposo logró adquirir una casa, lugar en el que su hijo creció, lamentablemente la tristeza tocó la puerta de Concepción cuando esta mujer luchadora tenía casi 40 años, pues su esposo falleció, momento en el que no dudó en tomar las riendas de su vida económica.
Con orgullo en sus ojos destaca que cuando su esposo fallece el presidente de la república decretó tres días de duelo, ya que desde sus inicios estas personas se han caracterizado por ser bastante generosos con quienes ella afirma ser sus hermanos, los venezolanos.
Entre estas historias que Concepción cuenta con dolor, también menciona la partidas de sus padres y la de su hermana, comenta que se encuentra sin sus seres queridos contemporáneos, vacío que supera con la presencia de su nueva generación.
La virgen…
Concepción destaca que su mejor aliada es la Virgen de Fátima a quien cada 21 de noviembre rinde honores por todo lo alto, cuando ésta recorre las calles en compañía de la Virgen de de Coromoto, donde orgullosa y esperanzada ofrece espectaculares alfombras de flores, destaca que lo hace desde hace 21 años, donde su y devoción a su santa patrona la demuestra con sus mas grandes talentos.
Flores para los difuntos
Desde hace tres años Concepción se ha dedicado a la venta de flores en las afueras del Cementerio Jardines del Cercado, comenzó como buhonera con un pequeño tarantín, hoy en día cuenta con un puesto, el cual adquirió con la colaboración de los directivos de la bomba de gasolina Vistalago, ubicada en sector de Mampote.
«Las flores son como los niños, puede ser menos agraciado pero los niños son bonitos como una flor», destaca que las flores son las estrellas del mundo, las cuales se alimentan del sol, las describe como alegría y lágrimas, por su olor, su color y su forma. Su mercancía la adquiere en distintas partes de Venezuela, como Mérida, Táchira y los Teques, y algunas de Colombia.
Su mayor satisfacción es la interacción con los clientes, por lo que desde tempranas horas se dispone a abrir su pequeño local, hasta las cinco de la tarde, donde más de un aficionado a las flores la espera para disfrutar de esta mujer emprendedora que destaca que aunque sus raíces están en Portugal, su corazón y alma pertenecen a Venezuela.
Flores Vistalago, se caracteriza por ofrecer a sus clientes los mejores ramos de flores, donde el buen trato de su dueña es el toque perfecto, Concepción define el día de los difuntos como un día de lágrimas, en el que una manera de recordar a nuestros deudos es honrándolos con flores, de las que importa su aroma, colores y descripción.
Dignora Zea Fernández
Dignora.zea@gmail.com
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