La competitividad entre los estudiantes es tan elevada que quizás explique el mayor grado de suicidios de los surcoreanos en menores de 24 años
Quienes defienden religiosamente el socialismo, sin saber de qué se trata, sin definirlo y caracterizarlo, para que se sepa de qué se habla. Quienes no se han preocupado por conocer las causas del desplome del “socialismo real” y, por lo tanto, no han sacado las conclusiones necesarias para la acción política certera. Quienes no van más allá de venerar al Presidente y creer ciegamente la propaganda oficial, en forma curiosamente similar a los grupos más atrasados y reaccionarios de la oposición con respecto al libre mercado y las estatizaciones empresariales. Ésos tienen hoy en sus manos el destino de la patria, ante la cobardía, ignorancia y resignación de sectores nacionales honestos y progresistas, que no dan los pasos para reencontrar el camino de las verdaderas soberanía e independencia venezolanas y del bienestar sustentable del bravo pueblo.
Como entenderán estos neo cruzados que la capitalista y “reaccionaria” Corea del Sur, aliada de EEUU, en los 60 años que van desde su liberación del dominio japonés, ha logrado, no solamente salir de verdad del analfabetismo, sino llevar su nivel educativo a ser el primer país del mundo en comprensión lectora, conocimientos matemáticos y competencia científica. Aunque se trataba de una tierra de campesinos analfabetas, con capas urbanas exiguas, y a pesar de que debió soportar una guerra fratricida de consecuencias aún presentes, como resultado de la división de la nación coreana a nivel del paralelo 38, ha llegado a ser el país con la mejor educación del mundo, pues ha sido el empeño de su dirigencia tener un pueblo estudioso bien formado.
La educación fomenta la formación para el desarrollo económico y un sentimiento patriótico intenso, lo que lleva a todo un pueblo a tener una pasión gigantesca por el estudio. Diez horas diarias de clases, doce años de estudios obligatorios, 411 instituciones universitarias, 98 por ciento de culminación de los estudios secundarios y 60 por ciento de bachilleres alcanzan grados universitarios. La disciplina y el esfuerzo son bases del desempeño educativo, a lo que se suma un gran respeto por los profesores, quienes se encuentran entre los profesionales mejor pagados y son permanentemente evaluados. El gobierno dedica el 7 por ciento del PIB a la educación, lo cual es importante pero no suficiente y lleva a las familias a pagar horas adicionales de estudios a sus hijos y efectuar donaciones a las instituciones oficiales gratuitas.
La competitividad entre los estudiantes es tan elevada que quizás explique el mayor grado de suicidios de los surcoreanos en menores de 24 años. El gobierno ha tomado medidas legales y asistenciales para enfrentar este efecto perverso, trata además que las familias reduzcan el gasto de enseñanza extraescolar e incorpora nuevos factores adicionales a las calificaciones en el ingreso en universidades.
Luis Fuenmayor Toro