Con tan sólo 11 años, este joven posee un destacado talento musical que demuestra con su pasión, responsabilidad y compromiso por el arte. Sus dedos se sumergen con tal entrega entre las teclas del piano que parecen estar unidos a el, conformando un solo ser
Cuando el joven talento del piano, Alejando Orta Muñoz, arribó a la escuela de música por primera vez tenía sólo siete años, pero ya venía dando sus primeros pasos en este arte, por el cual mostraba un completo respeto, interés y una enorme pasión.
De la mano de sus padres, quienes también se destacan en su gusto por la ejecución de instrumentos de cuerdas percudidas, avanzó rápidamente en su educación lo que lo llevó a saltar los dos primeros años de carrera que es el período de iniciación, tomando su primer curso en el 3º año, es decir, comenzando con dificultad y nivel bastante avanzado para su edad.
Su madre, Alicia Muñoz, recuerda que cuando su hijo era tan sólo un bebé, tenía un pequeño teclado con el que jugaba y en el que demostraba sus prematuras destrezas, agitando y apreciando aquellas teclas con un rendimiento excepcional.
“Cuando tenia tres añitos le regalamos un pequeño pianito, de inmediato se convirtió en uno de sus favoritos, pero no fue sino años después que se inició en el Conservatorio Juan José Landaeta que comenzó a demostrar sus verdaderas cualidades y aflorar ese talento que bien sabíamos, estaba guardado en un rinconcito de su ser”, rememoró la progenitora.
Triunfos y logros
Alejandro, como la mayoría de los niños de su edad, al conocer a una nueva persona se muestra tímido y reservado. Pero cuando se dispone a tocar, su actitud cambia completamente; irradia una gran confianza y comodidad, como si estuviese escrito en su destino que esa sería la razón de su existencia. Sus dedos, no completamente desarrollados por lo que le cuesta realizar ejecuciones perfectas, se deslizan por las teclas con tal agilidad que parecen conformar un único ser.
Con gran precisión, exactitud y firmeza, practica obras tales como la Sinfonía nº 46 en Si Mayor del compositor austriaco Joseph Haydn, “Hungarian Rhapsody” de Franz Liszt y algunos valses de Frédéric Chopin.
“Por supuesto que tienes grandes compromisos como sus actividades académicas y además también comparte una gran admiración por el fútbol, pero definitivamente su principal es el piano, siempre se pasea por páginas Web viendo videos de artistas modernos y antiguos, aprendiendo de ellos, imitándolos, lo que le permite mejorar su actuación”, comenta su padre, Franklin Orta, con orgullo.
Tal compromiso y empeño ya ha comenzado a dar sus frutos. En su haber posee la composición de una pieza a la que tituló “Capricho”, y ha realizado numerosos arreglos que van desde la criolla y de dificilísima ejecución de “Pajarillo”, en la que demuestra su particular gusto por la música llanera, hasta los melodiosos y legendarios sonidos de The Beatles, pasando así por numerosos géneros.
Otro de sus logros alcanzados fue en junio del 2011, cuando ganó el segundo nivel del XI Concurso Nacional de Piano Silvia Eisenstein, que otorga bianualmente la Escuela Experimental de Música Manuel Alberto López, en la que contendía con otros 60 talentosos infantes.
Mientras que en mayo del presente año, participó en un competencia organizada por una importante empresa de telefonía móvil, en la que el premio mayor era tocar junto a Lang Lang – un hombre de origen chino que es considerado uno de los mejores pianistas de la actualidad – Y pesar de no ganar, quedó entre los primeros cinco finalistas, de un total de 28 niños.
Su debut como solista lo realizó con tan sólo 9 años de edad, en un Concierto Para Piano con la orquesta Juan José Landaeta, realizado en la Sala Experimental del Centro Cultural Corpbanca, en el 2009.
De la misma forma, durante el mes de junio participó en el concierto “Jóvenes pianistas” organizado por la Fundación Fonbienes, que se llevó a cabo en el Salón automotriz siglo XXI de situado en el Museo del Transporte Guillermo J. Schael, del municipio Sucre, estado Miranda.
Aspiraciones
Alejandro tiene una visión muy clara para su futuro, desea ser un pianista profesional, cuyo título posiblemente obtendrá dentro de aproximadamente cinco años si sigue con la constancia y empeño que trae hasta ahora.
Finalmente, admite con gran claridad que sus ídolos musicales son el ya mencionado Lang Lang la venezolana nominada al Grammy Gabriela Montero, y el gran maestro Gustavo Dudamel, de los cuales sin inhibiciones describe como “los mejores en su área”, y que son un ejemplo de lo que él desea llegar a ser.
“Es un alumno brillante, sobresaliente y apasionado”
“Alejandrito tiene un talento verdaderamente excepcional, es un niño con una pasión extraordinaria por el piano. Posee una facilidad sorprendente para improvisar desde muy pequeño; además realiza con gran precisión y un nivel muy avanzado arreglos complejos en los que incluye nuestra música venezolana. En definitiva, tiene un valor que es importante desarrollar y cultivar”.
Así se expresó Elizabeth Guerrero, profesora de piano, en referencia de su alumno el joven Alejando Orta Muñoz, por el cual manifiesta que siente una gran admiración por su compromiso y entrega hacia este complejo instrumento musical.
Anabel Barrios Díaz
abarrios@diariolavoz.net