Un día como hoy en la historia los Estados Unidos se preparan para la reelección de Abraham Lincoln, presidente recordado por su firme posición en contra de la esclavitud; un siglo después con el apoyo de la izquierda Chilena Salvador Allende gana la presidencia de cara a la transformación de un Estado Socialista. Ambos detentaron el poder, pero la miseria humana los condenó a la muerte
“Duerme con el pensamiento de la muerte y levántate con el pensamiento de que la vida es corta”. Proverbio
Si existe un punto en común donde la historia nos permita comparar a estas dos figuras sin duda que el carácter humanista con el que moldearon sus estilos de gobernar destaca entre sus principales virtudes. Aunque cronológicamente exista una brecha que los separe, no cabe la menor duda de que ambos compartían la idea de reconstruir el destino político de sus países, todo ello fundado bajo el ideario de libertad, igualdad y fraternidad, pilares que marcaron un cambio de paradigma social de cara a la reivindicación de los derechos civiles y políticos. Hoy 4 de noviembre el estudio del pasado nos permite conocer la realidad del presente y vaticinar los tiempos que posiblemente marcarán el destino de los pueblos de nuestro continente, donde los países del sur han levantado sus voces en contra de las desigualdades y las asimetrías de poder. A continuación conoceremos parte del legado dejado por dos personajes que fieles a sus convicciones lo entregaron todo por amor a la patria hasta el último aliento.
Lincoln como Defensor de Derechos Humanos
La vida de Lincoln está marcada por reiterados reveses y tropiezos tanto en su esfera personal como en el aspecto político, el mayor de sus obstáculos era superar una carrera opacada por la sombra del divisionismo a la cabeza movimientos separatistas. Luego de afrontar un colapso nervioso que lo mantuvo aislado por un año, retoma el sueño libertario en búsqueda de la abolición de la esclavitud, misión que supo forjar desde el seno del Congreso de los Estados Unidos en 1854 en su rol como Diputado y que a la postre constituyó un avance indetenible de cara a las elecciones presidenciales en 1860. Su planteamiento era muy claro “Todos los hombres son iguales” y con este lema tuvo que superar uno de sus mayores retos marcados por un intento de asesinato en Baltimore (1861) y una Guerra Civil que enfrentaba a los estados del Norte, partidarios de una federación de estados regidos por un gobiernos central y los del sur que no querían pagar impuestos al gobierno central ni abolir la esclavitud. Tras superar la Guerra, Lincoln destaca por el tono conciliador de su discurso, siendo el famoso “Discurso de Gettysburg”, quien lo consagra como un verdadero líder capaz de reconstruir un país ávido de paz y unión. Para el mes de noviembre de 1964 es reelecto Presidente por el Partido Republicano y poco después Jhon Wilkes Booth (ferviente activista a favor de la esclavitud) se encarga de convertirlo en el primer Presidente de Estados Unidos en ser asesinado de un disparo en la cabeza en medio de una obra de teatro.
Allende y la visión de un Estado Socialista
De origen Vasco, nacido en Santiago en 1908, Allende fue un médico cirujano y político socialista. Tuvo que enfrentar un camino minado de fracasos antes de convertirse en el primer presidente marxista que accedió al poder como resultado de unas elecciones libres, fueron 3 postulaciones como candidato las cuales le conducían a una derrota segura hasta aquél fastuoso 04 de noviembre de 1970. Salvador Allende inicia una era dirigida a convertir a Chile en un Estado Socialista, se trazó la tarea de fomentar cambios radicales en su política de gobierno. A través de la “vía chilena al socialismo”, impulsa la nacionalización del cobre e implementa una profunda reforma en el sector agrario, comenzando a socavar las bases de un sistema económico que derivó en una inflación incontrolable, las alzas salariales y los gastos del Estado fueron financiados con emisión de circulante sin base de sustentación en la producción, la cual se vio disminuida y contraída como consecuencia del bloqueo iniciado por los Estados Unidos y el permanente conflicto que vivían muchas empresas, en virtual paralización permanente por la falta de recursos. A ello se agregaban problemas de distribución de alimentos y bienes, lo que hacía difíciles las condiciones de vida del común de la población. Este clima de desabastecimiento y crisis, azuzado por los distintos sectores políticos, se tradujo en numerosas movilizaciones a favor y en contra del gobierno de Allende. Todos conocemos la injerencia del Gobierno de los Estados Unidos en aquél nefasto 11 de septiembre de 1973, tras apoyar un Golpe de Estado que lejos de poner fin a un régimen democráticamente constituido sirvió de base para implementar un régimen dictatorial de casi 17 años presidido por Augusto Pinochet. Sobre su muerte se ha especulado, unos avalan la tesis del suicidio mientras otros insisten en que fue cobardemente asesinado dentro del Palacio de la Moneda. La última versión ratifica la primera hipótesis tras el resultado de un estudio médico forense.
Según informes de la CIA, Allende habría recibido el apoyo económico de Cuba para financiar su campaña presidencial
Perseverantes hasta el final
El contraste geopolítico y cronológico que recae sobre ambos personajes resulta notorio a primera vista, sin embargo sus vidas marcan una semejanza imborrable frente al paso inexorable del tiempo, pues la perseverancia y el firme propósito de luchar por un objetivo en común… dignificar la existencia del ser humano en el marco de los ideales que marcaron eventos trascendentales para la humanidad como la Revolución Francesa por ejemplo, Libertad, Igualdad y Fraternidad. La historia nos muestra que el camino existe, pero transitar en él de manera exitosa depende de nosotros mismos y en ello fue dirigido el enfoque y la visión de gobierno de Abraham Lincon y Salvador Allende quienes nunca doblegaron ante la derrota, simplemente tenían el don de aprender de ellas para superar nuevos compromisos.
Un día como hoy pudo haber sido proclamado presidente figuras mundiales como Barak Obama o personajes inolvidables dentro de nuestra historia patria contemporánea como Jaime Lusinchi; o el indio Tupac amaru en Perú se pudo revelar contra la tiranía española en los años 1500. En definitiva, la historia tendría mucho que contar pero realmente de quienes podemos aprender es de la herencia que en vida nos dejaron Lincoln y Allende, quienes más allá de profesar su amor hacia la humanidad compartían el mismo espíritu de justicia y libertad bajo el manto inmaculado de la masonería. Las leyes divinas del universo que rigen los destinos de los hombres están marcadas simplemente por la causalidad. Es solo dejar que el tiempo cumpla su tarea de demostrarnos que el futuro y el pasado tienen su punto de encuentro en las manos con las que labramos nuestro presente.
Germán José Mora Medina
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