Aunque los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, no podrán votar en los comicios presidenciales del martes si residen en la isla. Los partidarios de la estadidad consideran esto un ultraje
SAN JUAN. El electorado puertorriqueño una vez más tratará de decidir la relación que desea mantener con Estados Unidos, cuando el martes realice la cuarta consulta de este tipo en su historia.
La pregunta es si se inclinarán por la condición presente, o preferirían la estadidad, la independencia o la «libre asociación soberana», una alternativa que daría a sus cuatro millones de residentes más autonomía.
Oficialmente, la isla es un estado libre asociado, aunque carece de la libertad de una nación independiente y del derecho a votar en los comicios federales, entre otros derechos fundamentales que tendría si fuera el 51er estado del país.
Los referendos anteriores no le han dado a la estadidad la mayoría de las preferencias, y la independencia nunca ha ganado más de 5%, pero el debate sobre el estatus del territorio es acalorado.
La votación del martes, la cuarta en 45 años sobre el tema, se da en un momento particularmente difícil, ya que la isla busca recuperarse de una crisis económica y adolece por una ola de delincuencia. Puerto Rico registró 1.117 homicidios el año pasado, y su tasa de desempleo de 13,6% es más alta que en cualquier estado de los Estados Unidos.
La primera pregunta de la boleta es si los votantes apoyan el estatus actual de la isla, y la segunda ofrece las opciones de estadidad, independencia o libre asociación soberana. El Congreso federal de Estados Unidos tendría que avalar cualquier cambio aprobado en el referendo.
Sondeos recientes indican que una pequeña mayoría está en favor del status quo para la primera pregunta. Sobre la segunda, los sondeos encuentran un empate entre la estadidad y la mayor autonomía, mientras que un pequeño porcentaje se inclina por la independencia.
El analista político Noel Colón Martínez, otrora candidato del Partido Independentista Puertorriqueño, consideró confuso el referéndum porque ofrece tres alternativas con las que quizá los votantes no concuerden.
Colón dijo que sea cual fuere el resultado, el Congreso de Estados Unidos seguramente no prestará mucha atención al debate del estatuto dados «los apremiantes problemas económicos, políticos y sociales» de Puerto Rico.
El referendo se realizará a la par de las elecciones legislativas y para gobernador, en las que Luis Fortuño, del Partido Nuevo Progresista (pro estadidad), aspira a un segundo mandato frente a Alejandro García Padilla, del Partido Democrático Popular, partidario de la situación presente.
Aunque los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, no podrán votar en los comicios presidenciales del martes si residen en la isla. Los partidarios de la estadidad consideran esto un ultraje, y le recuerdan a los votantes que la isla recibiría 20.000 millones de dólares adicionales en fondos federales si se convierte en el estado 51 del país. También tendría dos escaños en el Senado federal y cinco en la Cámara de Representantes.
«No queremos ya continuar en la colonia, queremos ya la plenitud de los derechos que nos corresponden como ciudadanos americanos», dijo Thomas Rivera Schatz, presidente del Senado territorial. «Por ser una colonia, tenemos la mala fortuna de que somos los primeros en los recortes federales y los últimos en la fila de repartición».
Aquellos que prefieren el estatus quo insisten en que la estadidad afectará la cultura de la isla, incluyendo el uso del idioma español.
Leoncio Burgos dijo que votó contra la estadidad en 1967, 1993 y 1998, y el martes hará lo mismo. «Eso lo llevo aquí en mi corazón desde pequeño».
Danica Soto / AP