El popular cantante, actor y director de cine argentino Leonardo Favio, considerado uno de los precursores de la balada romántica latinoamericana y laureado con el Premio Goya y otros reconocimientos, murió el lunes en Buenos Aires. Tenía 74 años.
Susana Casais, jefa de prensa del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), dijo a The Associated Press que el artista falleció en el Sanatorio Anchorena de Buenos Aires, sin especificar las causas. La agencia oficial de noticias Telam dijo empero que Favio «murió como consecuencia de un agravamiento de su estado de salud, ya que llevaba años luchando contra una serie de afecciones crónicas».
En septiembre estuvo internado en el Sanatorio Anchorena debido a un fuerte cuadro de neumonía, dijeron otros medios de prensa.
La secretaría de Derechos Humanos expresó en un comunicado su «profundo pesar» por el deceso. Destacó que Favio fue «uno de los más importantes directores de la historia del cine nacional» y que «durante toda su vida estuvo comprometido con la realidad de su pueblo».
En tanto, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina lo consideró «un hombre de la cultura nacional y popular que supo reflejar con sus películas una pincelada inigualable de nuestra historia».
El actor Alfredo Alcón también expresó su dolor y señaló al canal Todo Noticias que el cantante y cineasta era «un apasionado, un loco en el sentido más hermoso de la palabra». «Era un Quijote de las causas perdidas», sostuvo.
Favio, nacido en la provincia de Mendoza y cuyo verdadero nombre era Fuaf Jorge Jury, recibió galardones nacionales e internacionales por sus filmes, entre los que destacan «Crónica de un niño solo» o «El romance del Aniceto y la Francisca», esta última laureada con ocho premios de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina. Con el tiempo se convirtió en uno de los directores más importantes de la historia del cine argentino.
Como cantante tuvo mucho éxito en América Latina con títulos como «Ella ya me olvidó», «Fuiste mía un verano» y «Para saber lo que es la soledad», y como actor trabajó de la mano del director Leopoldo Torre Nilsson en célebres películas como «El secuestrador» (1958), «La casa del ángel» (1960) y «Fin de fiesta» (1961).
Su infancia no fue fácil. De origen humilde y con un padre ausente, Favio sufrió la reclusión en algunos reformatorios. Fue un militante del Peronismo, el movimiento fundado por el general Juan Domingo Perón, quien fue tres veces presidente de Argentina.
En 1976 el cineasta dejó su país a causa del golpe de Estado que instauró una dictadura por siete años. Se estableció en Colombia, desde donde realizó giras internacionales para interpretar sus canciones y se convirtió en uno de los precursores de la balada romántica latinoamericana. De esa época son sus discos «En concierto en Ecuador», «Aquí está Leonardo Favio» y «Yo soy».
De regreso en Argentina en 1987, tras la restauración de la democracia, reinició su carrera como director de cine. «Gatica, el mono», de 1993, es una de sus aclamadas películas.
Ese filme, que narra el momento en que coincidieron en los años 50 el boxeador José María Gatica con Perón, ganó el Premio Goya español a la mejor película extranjera de habla hispana y el premio de la Asociación Argentina de Críticos Cinematográficos a la mejor película, dirección, actor, actor de reparto, guion y montaje.
En 1999 Favio estrenó el documental de seis horas «Perón, sinfonía del sentimiento», que constituye uno de sus trabajos más personales. En los años 90 editó los discos «Te dejaré», «Fuerza y sentimiento» y «Me miró». Y en los últimos doce años sumó a su discografía «De amor nadie muere», «Romántico a morir», «Un estilo» y «Voces del amor».
Su último trabajo como cineasta fue el cortometraje «La buena gente», uno de varios producidos por la Secretaría de Cultura para celebrar en 2010 el bicentenario de la revolución que inició el camino a la independencia de Argentina. A fines de agosto Favio recibió el Diploma de Honor Presidente Néstor Kirchner «por su trayectoria artística y sus convicciones intransferibles» en un homenaje celebrado en la Cámara de Diputados en Buenos Aires.
AP