La guerra civil en Siria se ha intensificado desde mediados de año de modo tal que imposibilita a la Cruz Roja atender algunas de las necesidades humanitarias de la nación, dijo el jueves el presidente de la institución. Ha matado a más de 36.000 personas y ha desplazado a cientos de miles de personas de sus hogares desde que empezó el levantamiento contra el régimen sirio en marzo del 2011.
Peter Maurer, director del Comité Internacional de la Cruz Roja, con sede en Ginebra, dijo que pese a la mayor amplitud de las operaciones en el país, «no podemos lidiar con el agravamiento de la situación». «La gravedad de la crisis se profundiza con cada día que pasa, y esta tendencia ha seguido ininterrumpida desde el verano (boreal)», agregó Maurer.
Desde el verano, la Cruz Roja ha mejorado su sistema de transporte y logística, facilitando la llegada de camiones con alimentos y medicinas, pero se ha visto superada por las necesidades básicas de cientos de miles de personas dentro del país, agregó.
Maurer agregó que la Cruz Roja no ha tenido acceso a todas las prisiones y está en «negociaciones difíciles» para expandir el alcance de sus visitas a las cárceles. Como árbitro de las reglas de guerra conocidas como la Convención de Ginebra de 1949, la organización tiene un papel único que desempeñar en la observación de las condiciones de los presos en el mundo y en el suministro de ayuda humanitaria para las víctimas de los conflictos y la violencia armada.
La Cruz Roja aguarda una respuesta para visitar las 25 prisiones principales en Siria, pero también trata de lograr acceso a otros centros de detención, dijo Maurer.
Una mejora, especificó, fue la disposición del presidente Bashar Assad para asignar a un alto jefe del ejército en su comando militar para servir como contacto directo con un funcionario de la Cruz Roja, dando a la organización humanitaria «un canal directo en un diálogo con las fuerzas sirias».
«Ni hace falta decir que intentamos el mismo tipo de diálogo con las fuerzas de la oposición», aclaró.
AP