TEGUCIGALPA. El canciller hondureño Arturo Corrales dijo el viernes que su país no va a pedir permiso para ejercer su soberanía sobre el Golfo de Fonseca, ribera del Océano Pacífico compartida por Honduras, Nicaragua y Guatemala, y pidió la intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para resolver la controversia que lo enfrenta a El Salvador por la posesión de una isla que ambos países se disputan desde 1980.
«Honduras tiene soberanía y cosoberanía en el interior del Golfo de Fonseca y en sus proyecciones al Océano Pacífico. Está pendiente la demarcación de esa cosoberanía y Honduras cree que debe acudir al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para destrabarlo», dijo Corrales en conferencia de prensa. Añadió que «los tres Estados, Honduras, Nicaragua y El Salvador tenemos derechos y tenemos que marcar cómo se ejercen esos derechos para que se autorice la libre navegación, el acceso al Océano Pacífico y la cosoberanía».
El Tratado General de Paz firmado entre Honduras y El Salvador en Lima en 1980 tras la denominada «guerra del fútbol» que los enfrentó en 1969, puso fin a once años sin relaciones diplomáticas. En el pacto ambos países acordaron elevar sus controversias fronterizas a la Corte Internacional de Justicia.
La Corte resolvió en 1992 que El Salvador, Honduras y Nicaragua compartan el control del golfo de Fonseca, las islas de Meanguera y de Meanguerita fueron otorgadas a El Salvador y a Honduras le fue concedida la isla El Tigre.
La controversia respecto de la Isla Conejo, un islote de 1,5 hectárea que se encuentra bajo control efectivo de un destacamento militar hondureño, se deriva de su conexión a tierra firme. En marea baja, una lengua de tierra la une al continente, por eso Honduras la considera parte del municipio de Guascarán, que le fue otorgado en el Tratado General de Paz. El canciller hondureño explicó que «ahora El Salvador pretende que en el mismo Tratado no se especifica que la Isla no sea suya».
AP