BEIRUT, Líbano. Hasta unas 11.000 personas huyeron de Siria en 24 horas, algunas de ellos trepando desesperadamente por alambres de púas hacia Turquía el viernes para escapar de una feroz batalla entre rebeldes y fuerzas gubernamentales por el control de un poblado fronterizo.
El éxodo es una señal del incremento de la fiereza en la violencia, que ha dejado más de 36.000 muertos desde marzo de 2011. A pesar del derramamiento de sangre, el asediado presidente Bashar Assad insistió en que no hay una guerra civil en su país durante una inusual aparición por televisión, en la que dijo que estaba protegiendo a los sirios en contra del «terrorismo» apoyado desde el extranjero.
El flujo de sirios hacia los países vecinos de Turquía, Jordania y Líbano fue «el mayor que hemos tenido en un buen tiempo», dijo Panos Moumtzis, coordinador en la zona de la agencia regional de refugiados de Naciones Unidas.
Entre 2.000 y 3.000 personas están saliendo de Siria a diario, y el reciente incremento impulsa la cifra registrada por la agencia a más de 408.000, dijo.
Durante un lapso de 24 horas que se inició el jueves, 9.000 sirios cruzaron hacia Turquía —incluyendo 70 heridos y dos que después murieron_, dijeron funcionaros de la ONU. Jordania y Líbano recibieron otros 1.000 refugiados cada uno.
El mayor flujo a Turquía llegó del poblado de Ras al-Ayn, en la petrolera provincia predominantemente curda de al-Hasaka, al noreste del país. El poblado está en la frontera, prácticamente a un lado del pueblo turco de Ceylanpinar.
El jueves, los rebeldes tomaron un cruce fronterizo entre los dos poblados, dijo vía telefónica a The Associated Press el alcalde de Ceylanpinar, Ismail Aslan.
Los rebeldes invadieron el viernes tres complejos de seguridad en el poblado pertenecientes a las agencias de inteligencia militar, inteligencia de la fuerza aérea y a la dirección general de inteligencia, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo activista de la oposición con sede en Gran Bretaña.
AP