La cantante Cristina Aguilera define a su nuevo disco como el inicio de una nueva década
Tras el fallido “Bionic”, Christina Aguilera busca renacer con “Lotus”, su quinto y esperado álbum de estudio que sale a la venta mañana.
Eso sí, afirma que no lo hará a cualquier precio: para la cantante neoyorquina de ascendencia ecuatoriana, mantener su identidad artística es más importante que las listas de éxitos.
A Christina Aguilera no le gusta fingir, aunque su carácter directo asuste a muchos. Ella no es de esas mujeres “guapas, que no dan que hablar ni defienden ninguna opinión”, como las que ansían algunos hombres. Y es que aparte de la música, defiende los derechos de la mujer y lucha contra la violencia doméstica y el hambre en el mundo. Que sus conciertos sean de lo más desenfadado no supone contradicción alguna con su compromiso político: “Prefiero promover la desnudez a la guerra”, dijo.
Su nuevo disco, “Lotus”, lo define como un “renacimiento para la próxima década”. Es su primer álbum desde que se separó del manager Jordan Bratman y desde su compromiso como “coach” en el concurso de televisión “The Voice” pero, sobre todo, es un regreso al pop mainstream: una ración de temas de lo más bailable, con poderosas baladas e himnos a la independencia y la rebeldía.
Ya la portada del disco es toda una declaración de intenciones. En ella aparece la propia Aguilera, desnuda y emulando “El nacimiento de Venus”, del pintor renacentista Sandro Boticcelli. “Si quisiera esconder o contener la sexualidad, no sería yo misma”, dice la cantante, siempre provocadora con sus declaraciones y actuaciones. Igual que ahora: su tema “Circles”, edulcorado en lo musical, acaba con un audaz “motherfucker”.
Agencias