SANTIAGO, Chile. Maya Fernández Allende ha logrado escapar a la tragedia política de cuatro suicidios familiares, incluyendo el de su abuelo el presidente socialista Salvador Allende, quien se disparó para evitar caer en manos de los militares que lo desalojaron del poder en un golpe de Estado en 1973.
Pese a la adversidad, la mujer de 41 años decidió embarcarse en la carrera política y enfrentarse a uno de los alcaldes más duros de la derecha oficialista. Pero su futuro político inmediato quedó en suspenso el martes luego de que un tribunal electoral consideró válidos los votos no tomados en cuenta por irregularidades en una mesa del Estadio Nacional, un recinto transformado por los militares que derrocaron a su abuelo en el mayor campo de prisioneros chileno.
Fernández Allende, bióloga y médico veterinaria, compitió en los comicios municipales del 28 de octubre con el alcalde de la comuna de clase media de Ñuñoa, Pedro Sabat, quien gobierna desde hace 16 años. Fernández ganó por 20 votos y el edil reconoció su derrota pero su partido, el derechista Renovación Nacional, apeló a un tribunal electoral que decidió incluir los sufragios de la controvertida mesa.
Tras el nuevo recuento de votos, Sabat obtuvo 34.247 sufragios contra 34.217 de Fernández Allende, anunció el tribunal.
Ganar la alcaldía de Ñuñoa hubiera significado para Fernández su entrada a la política grande.
La otra política vigente de la familia es la senadora socialista Isabel Allende, 67 años, cuyo hijo se mató en diciembre de 2010. La hermana de Isabel y madre de Fernández Allende, Beatriz Allende, se suicidó en La Habana cuando Maya tenía seis años y su hermano cuatro.
En tanto la hermana de Salvador Allende, Laura, también se quitó la vida en La Habana.
Fernández Allende, hija de Luis Fernández Oña, un oficial de inteligencia cubano, no se ha pronunciado públicamente desde hace una semana, aunque escribió en su cuenta de Facebook: «Nada de tristezas pues esto es una victoria de los ñuñoinos/as» en alusión a que la suma de los votos de los tres candidatos opositores sumaba más de 50%.
Su campaña se destacó por las intensas jornadas en que centenares de mujeres «dejaron los pies en la calle», según dijo, para conocer lo que los habitantes de Ñuñoa buscaban en su alcalde y por no utilizar el mítico apellido de su abuelo en sus discursos ni en los carteles propagandísticos.
Fernández Allende, que no recuerda a su abuelo porque tenía dos años cuando partió al exilio con sus padres, vivió 19 años en Cuba pero no conserva el acento isleño. De sonrisa fácil y amplia, habla mirando siempre a su interlocutor a lo ojos.